Nació en Fayum (Egipto) en 892 y murió en Sura (Babilonia) en 942. En 915 establecióse en Palestina; luego, dejado este país, marchó a Siria, y finalmente a Babilonia. Poseedor de toda la cultura contemporánea hebrea y árabe, compuso, apenas cumplidos los veinte años, un léxico del lenguaje sagrado y un tratado de gramática, estilística y poesía (Sefer ha-aqron). A los treinta y seis fue elevado a la dignidad de «Gaón», o sea de jefe de las escuelas o academias hebraicas de Babilonia, que proseguían el estudio y la interpretación de las Sagradas Escrituras y de las tradiciones rabínicas, y dirigían social y religiosamente a los judíos de la diáspora.
Habíanle hecho acreedor a tan alto cargo, en primer lugar, la campaña por él llevada a cabo contra los caraítas, secta que no reconocía otra autoridad ni más fuentes del derecho y de las normas de la vida religiosa y social que las Sagradas Escrituras y rechazaba la tradición y la enseñanza de los rabinos, y, luego, la participación — durante su permanencia en Alepo (Siria) — en la polémica dirigida contra un intento de reforma del calendario sugerido por las autoridades rabínicas de Palestina, rivales entonces de las de Babilonia.
La fama de nuestro autor se halla vinculada principalmente a las obras siguientes: una traducción árabe de la Biblia, que procuró hacer popular mediante su presentación en la lengua empleada entonces por los hebreos de los territorios situados bajo el dominio musulmán y la adición de una especie de texto aclaratorio; un comentario al Libro de la Creación [Séfer jezirah], una de las producciones más antiguas de la mística hebraica, y, en particular, un tratado apologético-teológico titulado Religiones y filosofías (v.), en el que el hebraísmo aparece expuesto como un sistema de doctrinas reveladas no opuestas, sin embargo, a la razón ni a la ideología filosófica: terminada en 934, esta obra supone el primer intento dirigido a la conciliación de la religión revelada con la filosofía contemporánea. El autor pasó sus últimos años en Bagdad, a donde había debido retirarse luego de un agudo conflicto con el exilarca entonces en funciones. A su muerte inicióse el ocaso de ‘la fama y la autoridad religiosa de la escuela de Sura.
D. Lattes