Nació en París el 12 de noviembre de 1840 y murió en Meudon el 17 del mismo mes de 1917. Al principio discípulo de Barye, trabajó luego en el estudio de Carrier-Belleuse, donde permaneció durante seis años, y más tarde en el del escultor belga Van Rasbourg. En 1875 llevó a cabo su primer viaje a Italia, país en el cual estudió singularmente la obra de Miguel Ángel y Donatello; al año siguiente pertenece la estatua «El despertar de la humanidad» o «La Edad del Bronce», que, expuesta en el Salón, provocó un escándalo pero valióle una medalla y fue adquirida por el Estado. En 1880 recibió el encargo de una gran puerta para el Museo de Artes Decorativas, entonces en construcción; en tan grandiosa obra, «La puerta del Infierno», que no pudo ver terminada, trabajó hasta su muerte. Las otras etapas memorables de la carrera del célebre escultor se hallan representadas por «El hombre que anda», el grupo de los seis «Burgueses de Calais», monumento encargado por esta ciudad en 1884 e inaugurado en 1895; «Víctor Hugo», obra rechazada por la comisión que la encomendara al artiscomisión monumento a «Balzac», que, luego de haber provocado ardientes polémicas, siguió la misma suerte.
Hasta más tarde no llegaron los reconocimientos oficiales; y así, en 1900, una gran exposición de la obra de Rodin en el Salón de la Sociedad Nacional consagró la fama del escultor, en tanto en 1906 la estatua del «Pensador», concebida inicialmente como parte integrante de «La puerta del Infierno», fue ofrecida por suscripción pública a la ciudad de París y colocada frente al Panteón. La serie de los retratos, iniciada con el del «Padre» (1860) y el del «Padre Eymard» (1863) y continuada posteriormente a lo largo de toda la vida del artista, enriquecióse en los últimos tiempos con las cabezas de Bernard Shaw (1906), la Duquesa de Choiseul (1908) de Gustavo Mahler (1909) y los bustos de Clemenceau (1911) y Benedicto XV (1915). Entregado a su actividad hasta el fin de sus días, Rodin falleció casi al mismo tiempo que su esposa, fiel compañera suya durante más de cincuenta años. En 1911 Paul Gsell había reunido en un tomo de conversaciones con el maestro sus ideas artísticas (v. El arte). Por otra parte nuestro escultor ya había escrito y publicado un volumen titulado Les cathédrales de France.
L. Vitali