Singular figura del ambiente paduano del siglo XVI, que gustó rodear de misterio su vida; nació en 1475, pero falseaba esta fecha para fingirse más anciano de lo que era — murió a los noventa y un años — y acreditar así los métodos curativos por él propugnados.
Su tratado Della vita sobria es el reflejo de un humanismo particular matizado de veleidades taumatúrgicas. Sin embargo, a pesar de un exceso de charlatanería, no se le pueden negar seriedad científica y elevado gusto: fue una autoridad en el ámbito de la hidrostática, hasta el punto de merecer los elogios de Vasari, y conocía a fondo a Vitruvio y Alberti, cuyo arte contribuyó á difundir por el mundo véneto.
En este último aspecto, no se limitó únicamente a la teoría (v. Tratado de arquitectura), sino que promovió asimismo la práctica arquitectónica, a través de su colaboración en una serie de construcciones que significaron la llegada del gusto renacentista al Véneto y prepararon el terreno a Palladio.
Trabajó sobre todo con Falconetto, en una actividad común dentro de la cual resultaba difícil y hasta sustancialmente inútil distinguir las respectivas aportaciones, por cuanto, si bien éste era quien dibujaba, su mano era guiada por la intervención cultural de C.
B. Zevi