Nació en 1798 en la isla de Ara y murió en 1874 en París. Llevó al campo de los estudios franceses de historia del arte el espíritu del romanticismo alemán. Poseyó un temperamento religioso casi místico y una viva sensibilidad artística. Luego de haber enseñado en varios liceos resolvió abandonar la profesión docente, participar en la confraternidad artístico-religiosa establecida por Lacordaire (v.), semejante a la de los «nazarenos» alemanes, e intentar la realización de su sueño acerca de una renovación del arte mediante el retomo a los ideales religiosos de un cristianismo concebido a través de los esquemas del romanticismo alemán, que juzga meta artística el simbolismo místico de los primitivos.
Con su obra Del arte cristiano (1841, v.) influyó notablemente en la restauración del gusto por aquellos pintores, por los sieneses del siglo XIV en particular, que tan largo tiempo habría de perdurar en el espíritu y la estética modernos. De Rio cabe mencionar, además, Esquisse d’une philosophie (1826), Essai sur l’histoire de l’esprit humain dans l’antiquité (1828-30), Léonard de Vinci et son école (1855) y De la poésie chrétienne (1861).
G. Arneri