Nació en Skiathos el 3 de marzo de 1851, tercero de los seis hijos del sacerdote Adamantios, y murió en la misma localidad el 3 de enero de 1911. Adquirió en el ambiente familiar el profundo sentimiento religioso que le acompañará toda la vida. Asistió durante dos años al Instituto de Calcis y durante un año al de El Pireo. En 1872 marchó, por devoción, al Monte Athos, donde permaneció algunos meses. En 1873 terminó los estudios medios en Atenas y al año siguiente se matriculó en la Universidad, donde cursó algunas asignaturas de letras; pero se dedicó sobre todo al estudio de las lenguas extranjeras. Fue periodista y traductor de novelas folletinescas; más tarde se dedicó a escribir narraciones y cuentos, en los que evocaba y revivía de un modo fantástico los años de adolescencia pasados en la pequeña isla natal. Su largo relato El infanticida (v.) está considerado como su obra maestra por la feliz compenetración del episodio humano y de la atmósfera campesina.
Solitario y casi misántropo, vivía Papadiamandis como un monje, y gustaba de cantar los salmos litúrgicos en los pequeños templos de los suburbios; desde muchacho había intentado también pintar imágenes de santos. La sincera piedad cristiana que anima sus historias y vincula la Grecia moderna con la bizantina, constituye un elemento destacado de su producción. Este misántropo, tan lleno de humanidad, se abandonaba con gusto al consuelo del vino, que apresuró, al parecer, su muerte, ocurrida en la isla natal, adonde había vuelto unos meses antes como presintiendo su fin.
B. Lavagnini