En un texto asirio se lee el mito de Zû y el rapto de las tablas del Destino, cuya posesión confiere el supremo poder. Zû descubre un día las tablas del Destino, que constituyen la enseñanza del dios Enlil, y, poseído del deseo de hacerse rey del Universo, se apodera de ellas y logra de tal forma su deseo. Los dioses están aterrorizados, y en vano Anu, el jefe del panteón, invita a los otros dioses a recuperar las tablas fatales. Fue probablemente el dios Marduk quien llevó a Enlil las tablas robadas. Según otro texto, Lugalbanda se retira a la soledad y piensa en llevar a Zû las tablas. Mediante una estratagema, logra hacer hablar a la mujer y al hijo de Zû sobre el mejor modo de recuperarlas. Como el texto es fragmentario, no conocemos su título.
F. Gabrieli