[Tiganiada sau tabāra Tiganilor, poemation iroicomico-satiric, alcătuit in 12 cântece de ‘ maestrul cântăreţs Leonachi Diatneu, imbogăţită cu multe ínsemnări şi băgări de seamă, critice, filozofice, istorice, filologice şi telogice de către Mitón Perea]. Obra rumana de Ion Budai Deleanu que anagramatizó su nombre en el de Leonachi Dianeu (17629-1820), publicada en 1877.
A la noticia de que los turcos están a punto de marchar contra los rumanos, el señor del país, el terrible Vlad Tepeş (El Empalador) reúne a todos los zíngaros formando con ellos una especie de ejército. Pero privados de espíritu militar y glotones, sólo avanzan cuando ven ante su columna los carros de las vituallas. Vlad Tepeş para probar su valor, disfraza de turcos a algunos de sus soldados y los manda contra los zíngaros, que en seguida se someten, felices al darse cuenta del engaño. Encuéntranse después de veras con los turcos, van al asalto a ojos cerrados, y matan una manada de bueyes en lugar de matar a los turcos, que quedan desbaratados por Vlad Tepeş llegado entre tanto con su ejército. Pero convencidos de haber sido ellos los vencedores, los zíngaros deciden fundar un Estado, impelidos por las sugerencias de los dragos, protectores de los turcos. Surgen así tantas discordias, que muchos, entre ellos el héroe principal, Tandaler, pierden la vida; y todo termina con una confusión zingaresca.
Junto a la acción principal se desarrolla la aventura del noble húngaro Becikerek Iştok, de antigua estirpe zíngara. Sabiendo que su amada, Angelina, ha sido raptada por los dragos, se arma y, seguido por un criado, parte para libertarla. Llega al campo de los zíngaros, corre peligro de muerte, y al fin, al saber la muerte de Angelina, vuelve a casa. Es evidente la imitación de los modelos clásicos. No falta al comienzo la invocación a la musa de Homero, ni la tradicional exposición. El valeroso Becikerek, que para libertar a Angelina se reviste de armas que el tiempo y el agua caída por una gotera han recubierto de óxido, y parte seguido de un sirviente a guisa de escudero, está directamente derivada del Quijote (v.) de Cervantes. La batalla entre los dragos protectores de los turcos y los santos defensores de Vlad Tepeş recuerda muy de cerca la lucha entre los ángeles y los demonios de la Jerusalén libertada (v.) de Tasso. Pero más que en estos arreglos artificiosos, halla el poema su clima original en el espíritu popular, que hace surgir páginas de neto humorismo resultante del contraste entre el espíritu guerrero necesario a los soldados y el temeroso natural de los zíngaros.
G. Lupi