Víspera de Santa Inés, John Keats

[The Eve of St. Agnes]. Poemita en estrofas de John Keats (1795-1821), publicado en 1820. La le­yenda dice que en la noche precedente al día de Santa Inés las muchachas ven en sueños a su futuro esposo. La bella Madeline se acuesta, por ello, llena de ansiedad y esperanzas.

En tanto, Porphyro, que está enamorado de ella, aunque ambas familias son mortalmente enemigas, no pudiendo re­sistir el deseo de verla, consigue penetrar en el castillo y esconderse en la habitación de Madeline, gracias a la ayuda de la an­ciana nodriza de ésta, Ángela. Por la noche Madeline despierta, y al verlo de pie junto al lecho cree estar soñando todavía; pero Porphyro le explica su aventura y la con­vence de que debe huir con él a su castillo. Al retorno a escenas y ambientes medieva­les, propio del Romanticismo, se combina, en este poemita, el recuerdo de tonalidades poéticas, elevadas a gran intensidad por Coleridge, por ejemplo en Christabel (v.). El arte de Keats se inclinaba por naturaleza a los escenarios medievales, en los que podía dar libre curso a su gusto por los colores y los tonos cálidos, y por las resonancias espi­rituales más humanas.

Esta tendencia se afirma claramente en este sugestivo poemita que, a pesar de no ser tan humanamente dramático como el otro suyo, de asunto igualmente medieval, compuesto aquel mis­mo año, Isabel (v.), es, sin embargo, más rico en elementos fantásticos. Es notable el uso que aquí hace Keats de los contrastes, poniendo, por ejemplo, junto a la florecien­te juventud de Madeline, a la vieja Ángela. Su materia verbal es densa y suntuosa. Cada pormenor está escogido con una habi­lidad que consigue dar al lector la sensa­ción viva, casi tangible, de las imágenes evocadas. En las Odas (v.) Keats elevará a su máxima perfección esta riqueza de lenguaje, pero disciplinándola con una so­briedad y mesura que a veces faltan en este poemita, a trechos soberbiamente orna­mentado.

S. Rosati

La influencia de Keats en la poesía de la hora presente ha sido espiritual en su idea­lidad; clásica al hacer revivir los vestigios y las imágenes de la Antigüedad en que él infundió un alma nueva; romántica en sus encantos, en sus sueños y sus asociaciones legendarias, y pastoril en sus frescas espi- gaduras de los campos y los bosques. (R. H. Horne)

…se echaría de menos la pérdida o el cambio de una sola palabra de su texto. (H. Morley)