Virginia, Manuel Tamayo y Baus

Por último, entre otras de menor interés, debemos recordar la Virginia del dramaturgo español Manuel Tamayo y Baus (1829-1898), representada, en su primera redacción, en 1853, y que ocupó en su nueva forma las últimas actividades del autor.

Su concepto de la tragedia antigua resulta interesante en el prólogo dirigido a Cañete; quería el autor vivificar, renovar la tragedia que sen­tía en romántico, con fuego y pasión de cosa propia. «Yo, como Claudio—nos dice—, me he gozado en escarnecer a un gran pue­blo; yo he amado a Virginia con el amor de esposo y con el amor de padre; yo he sentido estremecerse mis entrañas al clavar en su pecho el hierro homicida». El tema, que inspiró a Juan de la Cueva, Alfieri y La Tour, es el siguiente: el decenviro Apio Claudio, enamorado de Virginia, que lo des­precia, ordena a su criado Marco Claudio que detenga en la calle a la doncella como si fuera su esclava, y la lleve a su tribunal. Apio la envía a la cárcel y luego sentencia que se entregue a su criado; pero el padre de ella la mata a puñaladas en el mismo tribunal.

Enterado el Senado condena a muerte a Marco y Apio; éste se suicida en la cárcel y es arrojado al Tíber. En la inter­pretación de Tamayo y Baus, interesa la tragedia, sobre todo, por su calor pasional, por el efectismo de las situaciones, por rasgos de colorido y sentimientos de nos­talgia. Acaso por ser la tragedia menos pura, en el concepto riguroso clásico, sea una de las obras de género que conservan mayor emoción y valor teatral en nuestra literatura.

*    Óperas inspiradas en Virginia y titula­das con su nombre: de Gaetano Andreozzi (1775-1826), Roma, 1787; Vincenzo Federici (1764 – 1826), Roma, 1809; Pietro Casella (1769-1843), Milán, 1812; Henri Berton (1767- 1844), 1823; Alessandro Nini (1805-1880), Génova, 1843; Nicola Vaccai (1790-1848), Roma, 1845; Enrico Petrella (1813 – 1877), Nápoles, 1861; Giuseppe Saverio Mercadante (1795-1870), Nápoles, 1866.