[Vies imaginaires]. Colección de cuentos de Marcel Schwob (1867-1905), publicada en París en 1896 (la obra había aparecido primero en «Le Journal», a partir de 1894).
El autor renueva aquí, de una manera que quiso ser en principio agradable, una especie de Leyenda de los siglos (v.) que nos lleva a través de las edades pasadas. Manejando una serie de motivos tomados de los autores y de los documentos que hacen revivir épocas extinguidas, compone un mosaico. Su intención está claramente indicada en el prefacio. Schwob confiesa allí, en efecto, la preferencia que siempre tuvo por el arte de Hokusai, o por el de Holbein, o el de Aubrey, autor de biografías inglesas. Sería para él una gran alegría encontrar los documentos que proporcionaron los principales rasgos de aquellas biografías. Pero este libro, que es ciertamente la obra de un erudito, va más allá del simple estudio histórico o biográfico.
Cada uno de los cuadros de las Vidas imaginarias se graba en la memoria gracias a la perfección del estilo, a su relieve de obra de arte. Marcel Schwob lleva en sí la contradicción de su ciencia y de su alma atormentada. Se ha querido ver en las Vidas imaginarias un recuerdo de los Retratos imaginarios (v.) de Walter Pater. Pero sin duda no se trata más que de una semejanza de título. Schwob no busca, como este último, una explicación en la armonía. Se goza en los rasgos singulares y contradictorios de los personajes que resucita. Si quiere expresar una idea general, es la idea de que el arte, al contrario que la ciencia, no se propone sino lo particular.