[The Life of Nelson]. Obra biográfica, de Robert Southey (1774- 1843), publicada en 1813. Nacido en una aldea del condado de Norfolk, Nelson comienza a los doce años su carrera naval.
A los veinte años ya es comandante de un bergantín y dos años después toma parte en una expedición contra Nicaragua. Cuando, en 1793, Inglaterra rompe las hostilidades con Francia, se le encarga un servicio de vigilancia en el Mediterráneo. Participa en las empresas de Tolón y de Oneglia, y de allí se dirige a Nápoles para tomar refuerzos. En dicha ciudad encuentra a Emma Lyon, esposa del embajador inglés Hamilton, la mujer que había de dejar una tan profunda huella en el espíritu del rudo marino. En el asedio de Calvi, en Córcega, Nelson pierde un ojo; más tarde, en el curso de una expedición contra Tenerife, sufre la amputación del brazo derecho. En Abukir, el 1 de agosto de 1798, cae como un rayo sobre la flota napoleónica y la aniquila. La victoria logra una gran resonancia y, cuando desembarca en Nápoles, los Borbones le dispensan una triunfal acogida, a la cual no es extraña la bella aventurera inglesa. Pero la sombra de un delito se cierne sobre su vida: la matanza de los patriotas napolitanos, entre ellos el almirante Caracciolo.
a los cuales se les había garantizado previamente la vida y la libertad. Nombrado vicealmirante toma parte en el asedio de Copenhague, donde consigue con habilidad evitar un fracaso inglés. Nombrado vizconde y encargado nuevamente de la flota mediterránea, sorprende en Trafalgar, el 21 de octubre de 1805, a la flota hispano-francesa y la destruye; pero una bala le alcanza en el puente de mando y le destroza la columna vertebral. Esta Vida está considerada como una de las mejores obras de Southey y a la vez como un modelo de biografía clásica. La claridad y la sobriedad del estilo y la fluidez y corrección del relato dan vida a los acontecimientos e iluminan el personaje, perfilándolo con simpatía no exenta de severidad, y creando así una figura a la vez ejemplar y’ humana, en la que la grandeza no aparece libre de debilidades y errores, y el amor patrio así como el rígido respeto al honor van unidos, en cuanto puede consentirlo la carrera de las armas, a un caballeresco altruismo y a una serena y sabia comprensión.
D. Zerboni