[De vita benedicte virginis Christi Christine]. Biografía incompleta en latín del dominico sueco Pedro de Dacia (hacia 1235-1289). Mientras estudiaba en Colonia, conoció a una joven, Cristina de Stommeln. «Siempre — escribe — había pedido al Señor la gracia de conocer a uri ser que me hiciese comprender íntimamente la vida de los santos, para que me inflamase y venciera el cansancio de este mundo»; y en Cristina encontró Pedro satisfecho su piadoso deseo.
Ésta presentaba los estigmas y frecuentemente era objeto de crisis terribles, en que le parecía combatir contra el demonio, mientras el éxtasis la hacía probar, otras veces, las dulzuras del Cielo. Cuando abandonó Colonia, Pedro inició con Cristina una correspondencia de místicos y amorosos términos. En una carta escribe: «Siendo Dios la causa de mi pasión no puedo, amando, distinguir a Él de ti; ni puedo, mientras pienso y medito, distinguir a ti de Dios; tú estás en mi corazón unida tan íntimamente a la idea de Dios, que no sabré casi nunca acordarme de ti sin pensar en Él, ni de Él sin ver surgir delante de mí tu dulce imagen. Mi amor es una escala de Jacob de la que espero, gracias a tus merecimientos, subir todos los escalones para encontrarnos en la cima, contemplar lo eterno y realizar lo infinito de nuestras aspiraciones». Aunque separados, los pensamientos de Pedro iban siempre hacia Cristina, y para celebrarla y edificar al prójimo se entregó a escribir su vida, tan rica en luchas, sufrimientos y milagros: de lo que resultó un libro del más vivo interés para la vida mística de la Edad Media.
V. Santoli