[Verona Illustrata]. La idea originaria de esta obra dé Scipione Maffei (1675-1755) se puede encontrar en su Librito de las cosas notables de Verona, compuesto en 1712, absorbido más tarde por otro trabajo suyo: Bibliotheca Veronensis Manuscripta.
Más tarde otros estudios parciales del gran erudito de Verona retrasaron la publicación de la obra, que al principio debía constar tan sólo de tres volúmenes, de los cuales el último, sobre los Anfiteatros, había sido editado separadamente en 1728, mientras los otros dos, la Historia y las Noticias, iban a constituir su núcleo principal. La segunda parte de las Noticias dio lugar más tarde a un capítulo de carácter literario sobre los Escritores; de manera que por fin la Verona ilustrada se publicó en esta forma: Parte I, «La historia», es decir «Istoria della città di Verona e in gran parte anche della Provincia detta anticamente Venezia, dalla origine sino alla venuta in Italia di Carlo Magno»; II, «Los Escritores», es decir «Istoria letteraria ossia Notizia degli Scrittori Veronesi»; III, la «Noticia», es decir «Notizia delle cose in questa città Verona più osservabili»; IV, los «Anfiteatros», es decir «Degli Anfiteatri e singolarmente del Veronese».
La primera parte, con la historia desde los orígenes hasta la llegada de Carlomagno, rebosa de digresiones críticas y de todo un complejo trabajo erudito sobre las fuentes, consideradas con un agudo sentido del análisis y con un perfecto conocimiento de la materia. Notables son los resultados que desde este punto de vista Maffei logró sobre problemas históricos todavía discutidos, como por ejemplo la demostración de que los romanos conservaron su grandeza uniéndose con los pueblos vencidos, de que la Iglesia de Verona se constituyó solamente hacia el siglo III, de que la invasión de los bárbaros no trajo la decadencia de las artes y el surgir de nuevas lenguas por la fusión de elementos latinos y germánicos, sino que estos fenómenos se produjeron por motivos históricos y naturales de la civilización italiana. La «historia» evoca hechos y sucesos que reflejan tan sólo la ciudad de Verona, aunque no estudia las costumbres y los caracteres de los ciudadanos, ni se ocupa de cuestiones sociales y políticas.
Excepto unos cuantos altibajos al exponer la materia y una escasa cohesión entre los períodos históricos, ciertos aspectos de la Edad Media, como la dominación longobarda en Italia, resultan tratados con gran agudeza y habilidad. La segunda parte, sobre los «Escritores», es, en cambio, muy inferior a la primera, y se reduce a una útil colección de noticias biográficas sobre los literatos y poetas de Verona, con escasa indicación de las fuentes. Maffei no supo fusionar el poderoso material de archivo recogido sobre el mismo tema por otro erudito, Alecchi, del que no se sirvió, ni supo considerar críticamente la importancia de cada escritor en relación al período en que vivió y en comparación con sus antecesores. La tercera parte, la «Noticia», es una guía de la ciudad, dividida en siete capítulos. En el primero, «Noticias generales», hace un cuadro de las condiciones económicas, comerciales y sociales del pueblo; en el segundo, tercero y sexto se ilustran las «Antigüedades cristianas y medievales»; en el cuarto, las «Fábricas modernas»; en el séptimo, «Las galerías» y se – dan juicios más o menos justos y atendibles sobre estos argumentos.
En el «Apéndice» Maffei aconseja guardarse de las guías extranjeras que no conocen a fondo el patrimonio artístico italiano, y por tanto falsean las noticias históricas correspondientes. La última parte, la cuarta, que se refiere a los «Anfiteatros», se añadió más tarde — como ya dijimos — y se divide en dos secciones, una sobre la historia y la otra sobre la arquitectura de estos edificios. Toda la obra es el producto de un ingenio erudito de primer orden, y atestigua una vez más el notable esfuerzo de Maffei en la valuación de las fuentes ofrecidas por una masa informe de documentos. Después de Panvinio, Maffei fue el primero que llevó a cabo una investigación sistemática sobre la historia de una ciudad, ilustrando a fondo sus monumentos, costumbres, sus vicisitudes literarias y políticas; y aunque con todos los defectos inherentes al estado de los estudios en su tiempo, dejó un monumento digno aún hoy de la mayor consideración.
C. Angeleri