[A Yorkshire Tragedy]. Tragedia anónima, publicada en 1608 con el nombre de Shakespeare; todos los críticos coinciden en admitir que no es suya, por motivos de estructura y verso, y por evidentes consideraciones de cronología.
El argumento dramático es muy breve, y presenta el final de la vida de un hombre jugador y vicioso que ha perdido toda su fortuna y, presintiendo su ruina, la de su mujer y sus hijos, mata a los suyos con un furor y una violencia que el diálogo, espasmódico y jadeante, reproduce de una manera admirable. El asesino es padre y marido enamorado, y, por encima de la locura que se adueña de él, en sus actos resplandecen su amor y remordimiento. La mujer es tan sólo herida; frente a ella el asesino se arrepiente y se dirige hacia la muerte, libre del demonio que se adueñara de él, arrepentido, tranquilo y resignado. La tragedia avanza recta y poderosa, con un despiadado realismo que emociona, aunque horrorice.
Las figuras apenas si están perfiladas. La única que importa es la del protagonista, al que seguimos en su aventura sangrienta y cruel, en sus cambios de ánimo y en el desarrollo de su carácter, expuesto con violenta maestría. La tragedia se basa en unos crímenes efectivamente cometidos en Inglaterra en 1605.
A. Camerino