Obra del polígrafo mexicano José Vasconcelos (1882-1959). Se trata de una relación lineal, de una serie de cuadros sucesivos de la vida del autor, desde sus primeros recuerdos hasta la caída de Madero, sin más unidad que la de toda relación autobiográfica. Según declara el propio autor en una «Advertencia» preliminar, «las escenas del volumen contienen la primera etapa de un ‘curriculum vitae’ prolongado». El nombre de la obra entera se explica por su contenido. «Un destino cometa, que de pronto refulge, luego se apaga en largos trechos de sombra, y el ambiente turbio del México actual justifican la analogía con la clásica Odisea. Por su parte, el calificativo de criollo lo elegí como símbolo del ideal vencido en nuestra patria desde los días de Poinsett, cuando traicionamos a Alamán…
El criollismo, o sea la cultura de tipo hispánico, en el fervor de su pelea desigual contra un indigenismo falsificado y un sajonismo que se disfraza con el colorete de la civilización más deficiente que conoce la historia; tales son los elementos que han librado combate en el alma de este Ulises criollo, lo mismo que en la de cada uno de sus compatriotas». La obra que nos ocupa vio la luz en 1935, y al año siguiente publicó Vasconcelos la segunda parte, a la que dio el título de La tormenta. Es obra mejor construida y de mayor interés que su primera parte, porque, como dice un crítico, «se desarrolla alrededor de dos temas — la confusión revolucionaria de aquellos momentos y el amor de Adriana—, dos temas desesperados que se conjugan como en contrapunto persiguiéndose en la vida y en el alma del narrador, y que dan al libro un núcleo y una trama en la que no faltan los episodios dramáticos y hasta novelescos».
Refiriéndose a las consecuencias que trajo consigo la elección de Elias Plutarco Calles, a partir de los tratados Warren y Pañi y la gestión del embajador Morrow, escribe el autor que todo ello puede dar material para un volumen que se titularía El pro consulado. Y aunque dudaba de que pudiera hallarse editor para tal obra, ni se mostraba muy seguro de vencer el asco «a fin de manejar y reducir a expresión verbal semejante cúmulo de infamias», lo cierto es que en 1938 apareció una nueva parte del Ulises criollo con el título de El desastre. Al principio se propuso Vasconcelos incluir en un solo volumen toda su actuación política desde el Ministerio de Educación hasta la campaña electoral de 1929. Era su intención llamar a dicho volumen El proconsulado, «porque tal es la índole del régimen iniciado en ese mismo período»; pero habiéndose alargado la exposición con el relato de viajes y sucedidos diversos, separó las páginas que narran el comienzo de lo que él gradúa de desastre patrio, y que consagró a recordar la época coincidente con el gobierno de Álvaro Obregón hasta la muerte de éste. El último volumen de Ulises criollo apareció en 1939.
En El proconsulado relata Vasconcelos los antecedentes de la elección presidencial del 17 de noviembre de 1929, en la que por culpa de las intrigas del «Procónsul», o sea Mr. Morrow, embajador de los Estados Unidos en México, se asignó el triunfo al ingeniero Ortiz Rubio, y las consecuencias de este hecho, con su marcha a los Estados Unidos, y ulterior peregrinación por Costa Rica, Colombia, Ecuador, Cuba, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Nueva York otra vez, París y España.
A. Millares Carlo