Ukiyo-Gata Roku-Mai Byōbu, Ryūtei Tanehiko

[Seis biombos como modelo de este mundo ines­table]. Novela japonesa en seis volúmenes del famoso escritor Ryūtei Tanehiko (1783- 1842), en el siglo Takaya Hikoshirō, publi­cada en 1821 con cincuenta y siete ilustra­iones del célebre pintor Utagawa Toyokuni (1769- 1825).

Mizuma Shimanosuke, paje de los Aboshi, señores de Kazusa, cae en desgracia de su dueño y a los catorce años desaparece sin dejar rastro. Al cabo de ocho años se halla en Osaka donde, con el nombre de Sakichi, le adopta Nakashima, rico comerciante de arroz de la ciudad. Sakichi va a Nara para restablecerse de una enfermedad y allí se enamora de una mu­chacha que pide limosna. Esta es Misao, hija de Kazamura Teidayu, antiguo vasallo de los Aboshi, convertido en «ronin» (va­sallo que se ha visto obligado a abandonar a su señor) y por ello Misao fue enviada a casa de una de sus tías maternas. Como ésta se halla reducida a la mayor miseria, Misao, después de mendigar durante algún tiempo, se vende a una geisha y de este modo puede enviar dinero a su tía; por fin, llega a ser geisha ella misma y se hace famosa con el nombre de Komatsu.

Sakichi recorre en vano el barrio del placer para dar con ella; por fin la encuentra un día, y brota una fuerte pasión en ambos corazones. Mientras tanto Teidayu vuelve a entrar al servicio de su señor y manda llamar a la muchacha. Ésta se desespera, ya que sabe que su padre la prometió a un hombre al que ella ni siquiera conoce. Por otro lado, Sakichi, al que su madre había dado el dinero necesa­rio para rescatarla, lo pierde, y en su desesperación los dos piensan en suicidarse. Pero de repente todo se arregla: los jóve­nes se enteran de su identidad y de que sus respectivos padres los prometieron uno a otro; además se recupera el dinero per­dido, con lo que desaparece todo motivo de suicidio. La novela es la adaptación de un drama de Chikamatsu. Frente a los escri­tores contemporáneos, su autor representa algo verdaderamente nuevo, y constituye una excepción.

Espíritu positivista, propenso a la observación de la forma exterior de las cosas, Tanehiko evita en sus escritos los fáciles expedientes preferidos por Kyoden, Bakin y otros novelistas de su época, y de los que se servían para suscitar el interés del lector y tener siempre despierta su aten­ción; expedientes a base de situaciones irrea­les o imposibles, magia, tesoros perdidos y encontrados, «harakiri», «deus ex machi­na», etc. Un sentido instintivo de la me­dida le confiere prudencia y un sano equi­librio, con lo que ejerció una benéfica in­fluencia sobre el género narrativo, especial­mente gracias a sus discípulos. Estas dotes de Tanehiko las volvemos a encontrar tanto en su obra mayor, Nise Murasaki inaka Genji (v.) como en las menores y en el Ukiyo-gata roku-mai byōbu, que tuvo por otro lado la singular suerte de ser una de las primeras obras de la literatura japonesa que Europa conoció, al principio, a través de la traducción alemana de A. Pfizmaief (Viena, 1847) y luego a través de la tra­ducción italiana de A. Severini (1828-1909), publicada con el título Uomini e paraventi (Florencia, 1872).

M. Muccioli