Es dudoso el origen de la tragedia homónima Troades de Lucio Anneo Séneca (4? a. de C.-65 d. de C.). El argumento combina episodios de las Troyanas y de la Hécuba (v.) de Eurípides, mezclando más o menos hábilmente el relato de la muerte de Astianax con el del sacrificio de Polixena. Comienza con los lamentos de Hécuba y de las prisioneras troyanas que forman el coro.
Después anuncia el heraldo que la sombra de Aquiles, aparecida a los griegos durante la noche, reclama a su Polixena, que debe ser inmolada sobre su sepulcro como víctima expiatoria, a fin de que los vientos soplen favorablemente para la flota. Pero Agamenón se niega a entregar Polixena a Pirro. Calcante, llamado como árbitro, declara que es indispensable sacrificar a la joven troyana y que además es preciso matar a Astianax precipitándolo desde lo alto de los muros de Troya. Andrómaca, advertida por el espectro de Héctor del peligro que se cierne sobre su hijo, esconde a éste en la tumba de su padre. Pero Ulises consigue desenmascarar la astucia de la desgraciada madre de Astianax y la obliga a entregárselo.
Elena viene a buscar a Polixena diciéndole que está destinada a ser esposa de Pirro. Pero no tiene valor de mentir y le revela que habrá de morir inmolada. El último episodio es la narración del asesinato de Astianax y del sacrificio de Polixena. La figura central es la de Hécuba, personaje que continuamente expresa la mayor desesperación. La escena se desarrolla en el campamento de los griegos. El coro más notable es el constituido por los lamentos alternados de Hécuba y de sus compañeras. Es muy significativo el desarrollo filosófico de algunas partes líricas que niegan la inmortalidad del alma y la existencia del más allá. Si no en abierta contradicción con el sistema estoico de Séneca, esta tragedia aparece por lo menos como una manifestación poética aislada, más bien incoherente, en el conjunto de la producción literaria del autor. La exasperación de los sentimientos humanos, atormentados por la desventura y el dolor, produce en los personajes un desorden extraño y les hace perder la capacidad de valorar objetivamente las cosas.
F. Della Corte
Frente a sus modelos, tanto griegos como latinos, Séneca asume plena libertad en el trazado de la acción y de los personajes; pero no puede impedir el peso de la tradición literaria; por ello su teatro, rico de gérmenes fecundísimos y nuevos, queda como entumecido por una inmovilidad convencional de ambiente trágico y declamatorio. (C. Marchesi)