Drama en cuatro actos del poeta griego moderno Costis Palamás (1859-1943), estrenado en 1903. Está basado en el contraste entre dos mundos intensamente marcados por opuestos caracteres: el mundo soñador y artístico de Trisévjeni y frente a éste un ambiente aldeano y doméstico que reacciona de diversos modos ante la fascinación singular, entre lo divino y lo demoníaco de su figura.
Enamorada de Pedro Floris, patrón de un barco, espíritu cerrado, realísticamente burgués, Trisévjeni, después de un conflicto con su padre, es víctima de una mujer arrogante y despótica, y prisionera de un odio familiar que le bulle en la sangre, quema las naves: se dirige de improviso a la morada del hombre amado, al que revela su pasión, venciendo sus débiles vacilaciones. En ausencia de Pedro, se abandona a una vida de ardiente y libre disipación: baila con el enemigo mortal de Pedro, le pide incluso dinero y desdeña las advertencias prudentes (especialmente de Panos Tratas, «alter ego» de su marido); delirando de sufrimiento, sigue hasta el fin sus propósitos. Y se pierde, insistiendo en negaciones absurdas frente a las acusaciones de Pedro, que a pesar de todo la ama a su manera, hasta el punto de que prefiere la muerte al abandono y se envenena.
El drama, encaminado en gran parte a ofrecer un cuadro ambiental, y dominado por una sola figura, logra buenos efectos teatrales (contrastes, ágiles relatos), y es por su característico «helenismo» una obra muy próxima a la Muerte del Pali– cario (v.). Se han señalado algunas semejanzas también con obras célebres (Hedda Gabler, v., y La hija de lorio, v.). Las dilaciones y la prolijidad, un excesivo lirismo y algún pasaje arbitrario y desequilibrado, impusieron cortes oportunos con vistas a una representación escénica; pero la obra tiene importancia más que notable en el teatro neogriego, tan pobre en obras de valor.
F. M. Pontani