Tres Novelas Ejemplares y un Prólogo, Miguel de Unamuno

Narraciones del escritor español Miguel de Unamuno (1864-1936), publicadas en 1921. El prólogo, polémico y progra­mático, constituye una crítica del natura­lismo literario y afronta el problema pre­dilecto de Unamuno, de las relaciones entre el creador literario y sus producciones, en­tre el escritor y sus personajes.

En los dos primeros cuentos, «Dos madres» y «El mar­qués de Lumbría», el motivo lo proporcio­nan unos personajes que la vida arrastra fuera de los cauces de la racionalidad: la estéril Raquel, que obliga a su amante a procrear, con otra mujer, un hijo para ella, y Carolina, que impone al prometido de su hermana menor hacerla madre de un hijo, que, aunque ilegítimo, será el autén­tico primogénito de su antigua familia, que no tiene herederos masculinos. Estos moti­vos serán después desarrollados y alcan­zarán una mayor amplitud en otra novela de Unamuno, La tía Tula (v.); aquí, entre re­lámpagos de genial intuición, tienen un sa­bor demasiado acre de compuesto químico. Mucho más convincente es «Nada menos que todo un hombre». Julia, para salvar a su padre de la ruina, se casa con el «ame­ricano» Alejandro Gómez, hombre rudo que posee una paradójica confianza en sí mismo.

Julia termina queriendo a su marido, pero exasperada ante su seguridad y sus aten­ciones, a las que ella corresponde con des­amor, se entrega a un galán y se lo comu­nica. El marido, para salvar ante sí mismo y ante el mundo su reputación de hombre, y para que nadie pueda humillarle, ame­naza con matar al cómplice de la mujer, consigue hacerle negar ante testimonios su delito y encierra en un manicomio a Julia, que se obstina en confesar su culpa. Para poder salir del manicomio, Julia es obligada a declarar que ha tenido una serie de alucinaciones, pero su rasgo, más que determi­nado por el cálculo, está provocado por la seguridad del marido, resuelto a destruir incluso la realidad. Mas la prueba es fatal, porque Julia, consciente de que ama a Ale­jandro, se consume en una lenta agonía, y Alejandro, reconociéndose incapaz de sus­traer a la muerte la esposa que siempre amó, se desangra, en una primera y última derrota de su vida de dominador, sobre el cadáver de Julia.

Se encuentran aquí encar­nadas en concreta oposición de sentimiento, las ideas centrales de Unamuno como filó­sofo y ensayista. El sentimiento trágico de la vida, los problemas de la personalidad con sus contradicciones interiores y el an­helo de la criatura por salvarse en el arte, en la maternidad y en el amor. La forma es desnuda, rectilínea y esquemática.

A. R. Ferrarin