Obra del escritor y ensayista español Eugenio d’Ors (1882-1954), publicada en 1923. El autor la subtitula «Itinerario estético», y, a pesar de su brevedad, constituye toda una teoría de la pintura desarrollada a través de las piezas ejemplares del Museo del Prado.
Aparte las ideas que en él se contienen, este vademécum tiene importancia como instrumento de iniciación, pues va dirigido a un lector «inteligente», con «buen gusto instintivo» y «cuatro confusas generalidades en materia de arte». Las breves notas sobre escuelas y pintores contienen grandes atisbos y luminosas interpretaciones. D’Ors establece su teoría a base de dos valores, a los que más o menos se amoldan las obras pictóricas: «valor arquitectural», por el que «las obras se presentan en el espacio», y «valor funcional», en cuanto «encierran una expresión». Geometría y expresividad, o escultura y música, o «formas que se apoyan» y «formas que vuelan», serán los límites entre los que oscilarán las obras, y la proximidad a alguno de ellos constituirá el criterio para su clasificación. Poussin y Mantegna, pintura que tiende a la escultura; el Greco (embriagado de «zumos de Dios y de crepúsculo») y Goya, pintura que tiende a la música; en el centro de equilibrio, Velázquez.
Estos dos valores, además, significan dos constantes en la historia del arte; el predominio del primero se muestra en las épocas de Clasicismo; el del segundo, en el Barroco y en el Romanticismo. La simplificación de d’Ors, esta reducción de los valores estéticos a dos exclusivamente, tiene vigencia sólo en un plano muy general, como el que se propone el autor, y sobre todo, tiene gran utilidad pedagógica. Breves y acertadas notas sobre «naturalismo», «carácter», etc., completan el perfil de este libro exquisito.
A. Comas