[Trois chansons de Charles d’Orléans]. Composiciones para coro a cuatro voces mixtas de Claude Debussy (1862-1918), escritas en 1908 y estrenadas en París en 1909. Estas tres canciones («Dieu! qu’il fait bon la regarder!», «Quand j’ai ouy le tambourin», «Yver, vous n’estes qu’un vilain»), aunque dentro del estilo debussiano, revelan una constante referencia a los modos de la polifonía vocal del Renacimiento.
Si el contrapunto de Bach y especialmente el posterior, con sus sistematizaciones teóricas, podía parecer a Debussy académicamente árido, recuerdo odioso de las aulas del conservatorio, la polifonía del siglo XVI, más libre y airosa, le había impresionado desde su primera estancia romana en la Villa Médicis. Así escribía desde Roma, en 1885: «Quizás no sospechéis que el contrapunto es lo más áspero de la música. En cambio, con éstos (los polifonistas del siglo XVI), llega a ser admirable, subrayando el sentimiento de las palabras con una inaudita profundidad, y a veces hay ciertas curvas de diseños melódicos que hacen pensar en antiguos misales». A veintitrés años de distancia, y sobre el plano de la punzante melancolía de Charles d’Orléans, Debussy crea algunas páginas que se pueden considerar como una explicación de su lejana carta, una meditación sobre aquella música que por primera vez escuchara en la iglesia de Santa Maria dell’Anima, en Roma.
Las tres canciones de Charles d’Orléans son de una encantadora espontaneidad de invención, de una perfecta ligereza armónica y contra- puntística, y también uno de los primeros testimonios de aquella nueva polifonía, no mezquinamente académica, que pocos años más tarde empezaría a florecer en la música moderna.
A. Mantelli