Trenos, Jan Kochanowski

[Treny]. Obra maestra de Jan Kochanowski (1530-1584), padre de la poesía polaca, publicada en 1580. Junto con la versión de los Salmos (v.), llevada a cabo por el mismo Kocha­nowski, tiene en la historia de la literatura polaca una importancia excepcional.

Hasta Kochanowski la literatura polaca — profun­damente clásica y saturada de humanismo— se había manifestado casi exclusivamente en lengua latina; con Kochanowski la len­gua polaca se impone resueltamente al latín y se convierte en alto instrumento de arte, sin dejar de ser, el mismo poeta, escritor y poeta latino. Como dice el título, se trata de una obra de imitación o de inspiración griega: «Treny» es un término griego polonizado (de -9-pevéco = me lamento). Y los Trenos de Kochanowski encierran, efectiva­mente, todos los elementos característicos de los «treny» o «epicedios» de la antigüe­dad clásica: variedad de metro y de es­trofas, llanto por la muerte de una persona querida, elogio del difunto, descripción de la muerte, dolor del poeta, necesidad de consuelo, evocación del ausente, exaltación de sus virtudes. Los Trenos fueron com­puesto con ocasión de la muerte de la hija del poeta, Orszula (Úrsula), fallecida cuan­do apenas contaba treinta meses.

Las suce­sivas fases del dolor paternal se reflejan en esta serie de diecinueve poesías de dimen­siones y metro diversos; la desesperación con que se inician los cantos parece brotar del alma del poeta casi a borbotones, pero se atenúa más tarde poco a poco para ceder gradualmente el campo, bajo el in­flujo del fatal y lento bálsamo del tiempo, a un dolor siempre más tranquilo que acaba en una triste resignación frente a lo inevitable, en una devota sumisión ante la voluntad de Dios. La forma métrica de los Trenos es variada y original, y variados los versos usados, adecuados en cierto modo al sentimiento y al pensamiento que expresan. No falta de vez en cuando algún artificio retórico, voluntarias pinceladas de color, recordándonos que nos encontramos ya en el umbral del siglo XVII; pero la manifestación del llanto que brota del alma es profundamente limpia y sincera en todos los cantos, en los que el dolor y el afecto paternal encuentran notas de intensa ter­nura.

El arte de Kochanowski es de los más sencillos y espontáneos, aunque alguna vez se encuentren alusiones o citas clásicas o mitológicas o alguna reminiscencia legen­daria, influjo de una mentalidad humanís­tica. Los modelos sobre los cuales se ha moldeado la obra de Kochanowski son clá­sicos. Pero el adiós de Orszula a su padre recuerda un poco la despedida de la hija que va a casarse en los cantos populares. A pesar de ser elegiacos en el contenido y en el tono, los Trenos se apartan de cual­quier ciclo de este género, ya sea clásico, ya sea humanístico, adquiriendo por estas características una originalidad que le es propia. Solamente en la profundidad y po­tencia del dolor expresado se ha querido ver alguna reminiscencia del Cancionero (v.) de Petrarca a la muerte de Laura, muy conocido por el poeta desde la época de sus estudios en Italia. Trad. italiana de Enrico Damiani (Roma, 1926 y 1930).

E. Damiani