[Tratado dos descobrimentos antigos e modernos, jeitos até Era de 1550. Com os nomes particulares das pessoas que os fizerão: e em que tempos, e as suas alturas, e dos desvairados camin– hos por onde a pimenta, e especiaría veyo da India as nossas partes].
Obra del capitán portugués Antonio Galvão (?-1557), publicada postuma en 1563 por Francisco de Sousa Tavares, amigo y ejecutor testamentario del autor. Una segunda edición es de 1731. Fue traducida al inglés en 1601, y vuelta a publicar en 1862. Libro curioso que compila gran cantidad de noticias en pocas páginas y está escrito en un estilo muy personal, que no carece de elegancia. Se divide en dos partes y está redactado a la manera de los anales. La primera parte comienza con una discusión acerca de los diversos cálculos para determinar los años del mundo antes del diluvio, y después hace una reseña de los diversos personajes míticos que según se decía fueron a España y a otros países en eras remotas, efectuando descubrimientos y empresas legendarias. Se refiere al descubrimiento de América por parte de los cartagineses, etc. Pasa después a describir las diversas vías seguidas por el comercio entre el Oriente y Europa, desde Tolomeo Filadelfo hasta la época de los descubrimientos, y esto le da ocasión de referirse a Alvisio Cadamosto y a Marco Polo.
La segunda parte, que es más extensa, tiene un título especial: «Tratado de los descubrimientos de las Antillas y de las Indias hechos por los españoles». A partir del 3 de agosto de 1492, hasta 1550, el autor cita los viajes que fueron intentados hacia Occidente, y da las rutas seguidas y las tierras „ descubiertas o tocadas. Refiere los viajes de Cristóbal Colón, a quien tiene por italiano, de Sebastián Cabot, de Vasco de Gama, de Pedro Alvarez Cabral, de Cortés, de Pizarro, de Balboa, Magallanes, Almagro, etc. El descubrimiento de América, su exploración y su conquista son descritos junto con los descubrimientos de la Indochina y de la Indonesia, año por año, en orden cronológico y rápidamente. Además, el autor halla manera de tratar de la gloria y la fama de las nuevas tierras y de los nuevos mares, y de los hombres que se encuentran en ellos, a menudo con pinceladas características y eficaces, a veces con sabrosa ingenuidad que lo hace simpático.
Concluye su obra con el cálculo de la circunferencia de la tierra, que él fija en 370 grados, mientras los antiguos la calculaban en diecisiete leguas y media, y con el cálculo de la necesaria diferencia entre longitud y latitud, de cada una de las cuales cita los grados ya descubiertos y los que estaban por descubrir todavía.
L. Panarese