[De caeremoniis aulae byzantinae; aunque en el único códice conservado carece de título]. Obra del emperador Constantino VII Porfirogeneta (905-959) (v. Enciclopedia histórica), dividida en dos libros.
Constantino describe el ceremonial de la corte bizantina en todas sus pequeñas particularidades para uso de su hijo Romano II, al cual va dirigida una carta proemial. El emperador aprovecha trabajos precedentes; usa por ejemplo abundantemente un escrito de Pietro Patrizio (500-562); y así no extrañemos que en una descripción de la etiqueta contemporánea pueda insertar un tratado de la época justiniana: todo ceremonial es por su naturaleza conservador, y además, sabemos que muchas de aquellas formas que nos parecen característicamente bizantinas pertenecían ya a la época imperial romana. El orden de precedencia de los dignatarios y de los huéspedes extranjeros en las comidas imperiales está tomado de una obra del protoespatario Filoteo compuesta hacia el año 900.
Pero en ésta a su vez está incorporado el escrito del arzobispo Epifanio de Chipre sobre la precedencia de los patriarcas y metropolitanos. La obra, minuciosísima, tiene inmenso valor para la historia de la cultura; están descritas en ella las coronaciones de los emperadores y de las emperatrices, las celebraciones de los cumpleaños de los soberanos, la elevación a la dignidad de César, la investidura de los más altos dignatarios del Estado. En Bizancio cada paseo de los soberanos tiene su ritual, hasta la vida del príncipe recién nacido está regulada por disposiciones inviolables, porque tienen en ella una parte determinada no solamente dignatarios y servidores de la corte, sino todo el pueblo bizantino o, de cuando en cuando, representantes de las diversas clases sociales. Este ceremonial ha continuado vivo para la corte papal, la corte del Imperio de Occidente, la del autócrata ruso y la del sultán, que son los sucesores más directos del emperador bizantino, hasta en las cortes de los príncipes y magnates occidentales del siglo XIX.
En San Pedro, el Domingo de Ramos se celebra hoy todavía con formas originadas en el palacio de Bizancio. Antes que el papa y el rey de España, el emperador bizantino lavaba los pies a doce pobres el Jueves Santo. De todo esto nos informa el libro de Constantino, que está escrito, siendo por ello una excepción dentro de la literatura bizantina, en una lengua no demasiado alejada de la del pueblo.
G. Pasquali