Editada por C. Michaelis de Vasconcellos, puede leerse en el «Homenaje a Menéndez Pelayo» esta obra debida a la pluma del condestable don Pedro de Portugal (1429-1466), quien la escribió bajo la impresión directa de la prematura muerte de su hermana, la reina portuguesa.
Con mejor intención que acierto, el condestable mezcla prosas y versos para expresar sus propias emociones y ofrecer una especie de confesión en la que pone de manifiesto toda su íntima tristeza, y exterioriza las profundas reflexiones que le permiten soportar con mesurado dolor y gran resignación la tremenda desgracia. Un personaje alegórico, Cronos, es el encargado de cantar el panegírico de la real persona, y en su misión se ayuda de los tradicionales conceptos tomados del Libro de Job (v. Job) y en la Consolación de la filosofía (v.) de Boecio, o en los tratados morales y filosóficos de Lucio Aneo Séneca. El autor mezcla con ellos sus propias ideas y deja filtrarse en el conjunto los lugares comunes de la literatura medieval, acerca de la vanidad y fugacidad de la vida. La prosa es correcta y los pensamientos no carecen de cierta idealizada elevación; sin embargo, la obra no alcanza la cima de una verdadera pieza literaria de gran valor y se mantiene sólo en los límites de una discreta dignidad.
A. Pacheco