Totò Merúmeni, Guido Gozzano

Poesía de los Colo­quios (v.) de Guido Gozzano (1883-1916). El nombre es un diminutivo infantil, y el apellido es la deformación del griego «heautontimorúmenos»; castigador de sí mismo; pseudónimo, por tanto, no sólo caprichoso.

El personaje es uno que está de vuelta del amor y de la muerte y «que tiene — decía el mismo autor — la serenidad de quien, saliendo de la primera juventud, curado de todo mal físico y moral, se resigna son­riendo a la vida mediocre». La poesía es un autorretrato, y reúne muchos rasgos de aquella imagen espiritual que Gozzano, con una cierta y áspera complacencia — casti­gador de sí mismo —, gustaba trazar de sí mismo (y no solamente en esta composi­ción sino un poco en toda su obra y sobre todo en la tercera parte de los Coloquios); al mismo tiempo es la imagen de aquel mundo decadentista, excitado de placeres áridos, irónico, sofista, intelectualmente refi­nado, moralmente desangrado, al que per­teneció el poeta. «Totò tiene veinticinco entre el porte desdeñoso y la escasa moral, la mucha cultura y la escasa inteligencia.

Totò Merùmeni es un Andrea Sperelli de la clase media, volublemente diletante en el arte y en la vida, y en el fondo enfermo de abulia y escepticismo. Sin embargo, ade­más de estos rasgos de una fisonomía psico­lógica expresada en versos de una familia­ridad prosaica, hay también el claro dibujo de un fresco amor, en el que parece que vuelvan a encontrarse las fuerzas sanas, por lo menos las de los sentidos, y una pro­mesa de canto que es un poco el epígrafe de los Coloquios: «aquel alma requemada expresa poco a poco/una florescencia de enclenques versos consoladores».

F. Pastonchi