Timón de Atenas, William Shakespeare

Idéntica es la fuente del Timón de Atenas [Timón of Athens], drama de William Shakespeare (1564-1616), en cinco actos, en verso y en prosa, escrito probablemente en 1608, y publicado en el infolio de 1623; no se tiene memoria de que fuera representado durante el reinado de Jacobo I.

La concep­ción del drama es realmente shakespeariana, y hay pasajes que revelan afinidad con el Rey Lear (v.), pero tales escenas no deben considerarse de la mano de Shakespeare en la forma en que nos han llegado. El drama está tomado directamente del Timón de Lu­ciano, del que no existían versiones ingle­sas; existían, empero, algunas italianas y una francesa de Filbert Bretin (1582). Sus afinidades con un drama académico inglés, Timón (hacia 1581-1590), cabe probablemen­te explicarlas como motivadas por el uso de la misma fuente de procedencia lucianesca, puesto que Timón permaneció manuscrito y no parece que Shakespeare pudiese verlo: es posible que esa fuente sea italiana, pero no es el Timón de Matteo Maria Boiardo ni el de Galeotto del Carretto. El argumento del drama es simple y se divide en seccio­nes bien distintas. En las primeras escenas Timón se muestra liberal, espléndido, aman­te dé la alegría, y se ve cortejado por las adulaciones de sus favoritos, cuyos obsequios devuelve él con extravagante munificencia.

En vano Flavio (Flavius), el mayordomo, se esfuerza en llamar la atención de su se­ñor para exponerle su lamentable estado financiero. Entrampado en sus deudas, Ti­món manda invitar a los pérfidos parásitos a un postrer banquete, y cuando ya éstos creen que sus demandas de dinero no ha­bían sido más que un artificio para poner a prueba su amistad, Timón dramáticamente hace destapar los platos, llenos de agua caliente, y cubriéndolos de insultos se los echa al rostro. Maldiciendo la ciudad, Timón se retira a vivir una vida solitaria y misántropa en una caverna, y mientras remueve la tierra, para encontrar raíces con que nu­trirse, encuentra un tesoro. Menospreciando el oro, lo entrega a Alcibíades, que se había rebelado contra Atenas por haberse ésta mostrado desagradecida a sus servicios (caso parecido a la ingratitud de los favorecidos por Timón), para que con él pague a los soldados destinados a destruir la ciudad; lo distribuye a las cortesanas Friné (Phrynia) y Timandra para que infecten con su conta­gio a la juventud de Atenas, a los bandidos para que asesinen, y finalmente a su fiel mayordomo Flavio, el único que le perma­nece fiel, a condición de que viva alejado del consorcio de los hombres.

La amargura de Timón se desahoga en un diálogo con el cínico Apemanto (Apemantus): ambos riva­lizan en misantropía, pero el filósofo repro­cha a Timón el haber abrazado por necesi­dad el género de vida que él ha escogido voluntariamente. Los senadores de Atenas, bajo la amenaza de las tropas de Alcibía­des, vienen a implorar a Timón para que rigiese a la ciudad que promete reparar los daños que le causara: pero el misántropo se mofa de ellos ofreciéndoles el árbol pró­ximo a su cueva para que se ahorquen en él. Finalmente, después de disponer su epi­tafio, muere; Alcibíades, que entre tanto ha entrado en Atenas como vencedor, promete rendir honores a su sepulcro, a orillas del mar. El drama tiene una simplicidad y un perfil de representación medieval; ocurre pensar en el contraste entre las dos partes de una moralidad como Cada cual (v.).

El carácter de Timón permanece paradigmá­tico, como el de una alegoría; las escenas de adulación primero, de repudio después y finalmente de invectiva, se multiplican con una monotonía y prolijidad medievales. Pero el significado del drama está únicamente en  la sátira de las costumbres y de la humana ingratitud, según la nueva boga satírica que triunfó en Inglaterra bajo Jacobo I, y encon­tró adeptos entre los dramaturgos, especial­mente Ben Jonson (1572-1637) y J. Marston (1576-1634). f Trad. española de L. Asírana Marín en Obras completas (Madrid, 1930)].

M. Praz

Leyendo a Shakespeare tenemos la impre­sión de un hombre perfectamente sano y fuerte, lo mismo de espíritu que de cuerpo. (Goethe)

Una de las mayores perfecciones de Sha­kespeare consiste en ponemos delante de los ojos caracteres que a menudo son proto­tipos… Los personajes principales de sus tragedias no representan individuos sino especies… (Baretti)

He terminado hoy el Timón de Atenas de Shakespeare. Cuanto más pienso en Shakes­peare, más aturdido me siento. (Flaubert)

Shakespeare, corazón de tigre escondido bajo la piel de un actor. (Greene)

Shakespeare es un momento de la histo­ria del espíritu y no se puede repetir a placer.  (B. Croce)

Quizás ninguna literatura supera la viru­lencia de los insultos proferidos en algunos discursos del Timón; un carretero insultado se expresaría así, si los carreteros tuvieran la costumbre de hablar en verso. (Strachey)

*    Otro dramaturgo inglés, Thomas Shadwell (1640-1692) escribió un Timón de Ate­nas que fue estrenado en 1678. En Francia se escribieron varios dramas homónimos; recordamos el de Louis-Sébastien Mercier (1740-1814), estrenado en 1795, y el de Émile Fabre (n. 1870), estrenado en Mar­sella en 1894.

*    En 1678, Louis Grabu (que vivió entre 1665 y 1694 en Londres) compuso una ópe­ra titulada Timón de Atenas [Thimon of Athens]; el músico más importante de los que se inspiraron en este tema es el inglés Henry Purcell (1658-1695), que compuso en 1694 una ópera del mismo nombre.