Teófilo, Eutychianus

La caída y la conversión del vicario Teófilo, en la que se ha querido ver un antecedente medieval del Fausto (v.), es una de las más conocidas leyendas flore­cidas en torno del culto a la Virgen. De origen bizantino, encontramos su primera transcripción en la obra de Eutychianus del siglo VI, de donde la tradujo el diácono napolitano Paolo hacia el año 876. Acogida en el Menologio (v.) de Simeón Metafraste, pasó luego a las numerosas colecciones me­dievales de «exempla» edificantes y fue mu­chas veces repetida, en verso y en prosa, en diversas lenguas: los artistas la trataron en mármol, en madera y en marfil.

De Si­meón la tomó con toda probabilidad la mon­ja alemana Rosvita para uno de sus Poe­mas hagiográficos (v.). La primera trans­cripción en alemán es debida a Hartmann el viejo (siglo XII) en su obra Von deme Gloube. En Francia, la leyenda fue versi­ficada por Gautier de Coincy en los Mila­gros de la Santa Virgen (v.), y en España la encontramos en los Milagros de Nuestra Señora (v.) de Berceo y en las Cantigas de Santa María (v.) de Alfonso X el Sabio.