Solo, Antonio Nobre

[Só]. Poesías del portugués Antonio Nobre (1867-1900), publicadas en París en 1892. Puede decirse que es la única obra de este poeta, aparte unos pocos fragmen­tos publicados póstumos con el título de Despedidas. El poeta, que vive solo, deste­rrado en París, adonde fue por razones de estudio, en las frías noches de invierno, acu­rrucado junto a la estufa, evoca con acento de conmovida nostalgia el límpido cielo de su país natal, el pintoresco paisaje de Tras- os-Montes, las luminosas marinas de la re­gión del Miño, las alegres fiestas popula­res, las procesiones religiosas y las rome­rías a los santuarios de la montaña, y en fin, la vida ligera y alegre de los estudiantes de Coimbra, y las gayas excursiones a los alrededores de aquella ciudad. En este sen­tido, dentro de un marco de esfumado ro­manticismo y sobre tenues motivos que ceden a la música verbal, puede ser consi­derado como el poeta más representativo de la vida y el alma portuguesas.

No fal­tan entre las puras idealizaciones del re­cuerdo y del amor, acentos dolorosos y ve­ladas melancolías del próximo fin (el poeta estaba minado por la tisis), pero estos acentos se hallan avivados por una agudeza ligeramente irónica que hace recordar a Heme. Véase por ejemplo la pieza titulada «Lá casa de los muertos», donde hay un diálogo, al claro de luna, con el sepultu­rero que ofrece a los clientes las fosas, a la manera como el encargado de un hotel ofrece a los viajeros las habitaciones, en­comiando sus comodidades y ventajas. La edición original conoció numerosas reim­presiones.

G. Battelli