Sobre la Teoría Matemática de la Inducción Electrodinámica, Riccardo Felici

[Sulla teoria matematica dell’induzione elettro-dinamica]. Obra de Riccardo Felici (1819-1902), en tres memorias, publicadas en los «Annali della Universitá Toscana», parte segunda (ciencias cosmológicas); las dos primeras en el tomo III (Pisa, 1854; pp. 1-30 y 99-136); la tercera en el tomo IV (Pisa, 1855: pp. 5-24).

Forman parte ideal­mente de esta obra algunas notas publicadas sucesivamente por el autor, y en particular la «Rivista di lavori sulla elettro-dinamica pubblicati all’esterno» («II Nuovo Cimento», t. XIX, 1863, pp. 202-220 y 307-332; t. XX, 1864, pp. 173-204). Las tres memorias fun­damentales, traducidas al alemán por B. Dessau, han sido publicadas por E. Wie­demann, en la colección de los «Clásicos de las Ciencias exactas», de Ostwald (N. 109, Leipzig, 1899, con una breve biografía de Felici y notas. 16.°, pp. 121). De la Teoría se han ocupado Angelo Battelli, en la con­memoración de Felici, en la Sociedad Italia­na de Física («Il Nuovo Cimento», 1902, pp. 233-244; con una lista de los trabajos de Felici, pp. 244-246) y Antonio Roiti, en la conmemoración en los Lincei del 2 de no­viembre de 1902 (Rendiconti, vol. XI, 1902; pp. 285-293).

Más recientemente Luigi Puccianti, en un escrito todavía inédito, se ha ocupado expresamente de la teoría de Felici y en particular de las relaciones con la de F. E. Neumann. Maxwell, en su Tratado sobre la electricidad y el magnetismo (v.) habla favorablemente de los experimentos de Felici (nn. 536-539), pero después (n. 542) atribuye a Neumann la idea fundamental que Felici desarrolló en la Teoría matemá­tica de la inducción, tal vez (según piensa Roiti) por haber entendido mal un juicio del propio Felici en la citada «Revista». No se puede negar que esta inexactitud del gran Maxwell ha pesado en sentido desfa­vorable sobre la fama de Felici. Antes de éste se habían ocupado de la teoría de la inducción electrodinámica diversos físicos y en particular F. E. Neumann, que la mayor parte de los tratados únicamente cita, y W. Weber.

Felici reanudó las investiga­ciones porque no estaba satisfecho con la teoría de Neumann (y por consiguiente tam­poco con la de Weber, que la presupone). Según Felici, Neumann se había basado en una hipótesis inaceptable. Era necesario prescindir de hipótesis y fundarse única­mente en la experiencia, como lo había hecho Ampère (v. Memoria sobre la teoría matemática, etc), para hallar la fórmula fundamental, que expresa las leyes según las cuales dos elementos filiformes de cir­cuitos voltaicos se atraen o se repelen. Valiéndose precisamente del método de Ampère y realizando un gran número de elegantes experiencias sometidas a crítica penetrante, consiguió establecer experimen­talmente las fórmulas que dan «la intensidad y las direcciones de las corrientes inducidas en todo fenómeno de inducción hasta ahora conocido». Al final de su trabajo observa, con razón, que, en cuanto a la represen­tación algebraica del fenómeno, la teoría establecida por él no podría tener mayor sencillez y unidad de concepto; y si bien se debe hallar todavía la causa, las leyes quedan entera y experimentalmente demos­tradas.

Para hallar la causa Felici observa que es menester desconfiar de aquellos modos de explicación de las corrientes in­ducidas que a primera vista se presentan al espíritu y se fundan en analogías. «Las dificultades que existen para la explicación, de la fórmula de Ampère y que fueron indicadas por este mismo filósofo en su teoría de los fenómenos electrodinámicos, se encuentran también en el caso de la teoría de la inducción. Pero ciertamente vendrá un día en que serán hallados todos los eslabones de la cadena que de las pri­meras leyes de la electrostática nos condu­cirá, pluma en mano, de ecuación en ecua­ción, a las leyes más generales de los fenómenos electrodinámicos». Poco antes ha­bía expresado otra consideración que nos pa­rece importante para conocer su pensamiento y darnos cuenta del valor metodológico de su investigación. Probablemente — decía — si la naturaleza se nos revela a veces en forma harto complicada, esto ocurre porque no conocemos todos los fenómenos del mismo género que los que estudiamos, y por ello nos faltan los datos para obtener las leyes más sencillas y generales.

A esta falta no se podrá suplir sino con las leyes que se pueden deducir de los fenómenos conocidos, para obtener después, con ayuda de estas leyes y de la «continua experiencia», algo nuevo. A este estudio, llevado hasta donde sea posible, podrá seguir la hipótesis. Felici se muestra desconfiado ante la hipótesis que no brote de la experiencia. En la primera memoria éste observa que los trabajos pu­blicados por Neumann en las «Actas de la Academia de Berlín», en 1845-1847, y el de W. Weber publicado en Leipzig en 1846, por ser únicamente de análisis matemático y por no partir de la experiencia, no con­tienen por ahora ninguna garantía para el físico. En el porvenir podrá ocurrir que las hipótesis de los dos científicos alemanes lleguen a ser muy útiles, pero en el estado actual de la ciencia, la teoría de la induc­ción no puede establecerse sino con el mé­todo de Ampère. De las relaciones entre su teoría y la de Neumann y de Weber, Felici se dio perfecta cuenta, demostrando un gran sentido crítico.

Reconoció en particular que la semejanza entre su teoría y la de los dos físicos alemanes subsiste en ciertos casos, no en todos, y que por esto su trabajo «es esen­cialmente diferente de los de aquellos dis­tinguidos matemáticos, tratando el caso ge­neral de la inducción en un cuerpo de forma cualquiera». Queda subrayado el hecho de que para él, Neumann y Weber son mate­máticos, no físicos. Hoy podemos decir que Neumann y Weber, y especialmente el pri­mero, atisbaron verdades que fueron de­mostradas con todo el rigor deseable por Riccardo Felici. No se trata (es menester decirlo), de considerar las investigaciones de Felici como investigaciones didácticas, ni siquiera en sentido elevado. Él dio no sola­mente la demostración rigurosa de verdades todavía vagas : y por lo demás, como observa Puccianti, «aunque se quisiera ver en las investigaciones de Felici nada más que una severísima verificación de las leyes de Neu­mann, sería menester observar que consti­tuyen también por ese motivo la revificación del principio de conservación (de la energía) en la electrodinámica, es decir, de algo cuya necesidad entonces no se podía dejar de sentir en una ciencia seria y positiva; y la importancia de aquellas inves­tigaciones resulta a causa de esta observa­ción grandemente aumentada».

Riccardo Fe­lici tiene además el mérito indiscutible de haber llegado a la demostración de verda­des que en tiempo de F. E. Neumann no habían sido aún demostradas. Por estos mo­tivos su nombre va indisolublemente aso­ciado con el del físico alemán.

S. Timpanaro