[Singolaridades duma rapariga loira]. Cuento del escritor portugués José Maria de Eça de Queiroz (1845-1900),.^escrito para el periódico «Diario de Noticias», publicado en Lisboa en el almanaque de 1873 y reimpreso en una recopilación postuma en 1903. Macario se ha trasladado de provincias a Lisboa, donde ocupa el cargo de contable en el almacén de ropas de su tío. Un día advierte en el palacio de enfrente a una simpática cuarentona, cuyas actitudes le revelan un temperamento apasionado; pero queda sorprendido, al día siguiente, por una nueva y más hermosa aparición: una lozana muchacha, rubia, que le roba toda la atención y lo enamora. Cierta noche advierte que. las dos mujeres entran en el almacén y deja la caja para acercarse a ellas como humilde empleado; bromeando, distraído y pueril, no se da cuenta de la desaparición de unos pañuelos de seda de la India.
Consigue más tarde hacerse presentar a la jovencita, que se llama Luisa, y ser admitido en las reuniones vespertinas que se celebran en su casa. Cierta vez juega con una moneda de oro mientras Luisa sonríe extasiada: Macario tiene la impresión de que la pureza, la bondad de las flores y la castidad de las estrellas se hallan en aquella sonrisa; pero la moneda desaparece misteriosamente. Ambos jóvenes se aman y quisieran casarse. Pero el tío niega a Macario su consentimiento. Entonces el joven lo abandona y, al quedarse sin empleo, marcha hacia las islas de Cabo Verde, de donde vuelve rico. Pero la fortuna no lo acompaña: por avalar a un amigo, que huye dejándole una fuerte deuda a pagar, vuelve a ser pobre. Quiere marchar de nuevo pero el tío interviene, le abre los brazos y consiente en su boda con Luisa. Con ella se dirige a casa de un joyero y escoge un anillo, que decide retirar al día siguiente. Cuando se dispone a salir, el empleado, algo confuso, le invita a pagar el anillo que la mujer ha «escogido». Macario sólo tiene un momento de duda; luego paga. Ha comprendido quién es Luisa: en medio de la calle la abandona llamándola ladrona.
El cuento tiene cierto valor en la evolución artística del escritor: señala su primera tentativa de introducir el realismo, entonces de moda, dando una base práctica y concreta a las afirmaciones que él mismo había hecho en favor de la nueva corriente literaria, en una conferencia pronunciada en el Casino Lisboeta en 1871. Partiendo de este ensayo modesto alcanzará la plena madurez en El crimen del Padre Amaro (v.).
L. Panarese