[Sant Peter mit der Gais]. Fábula en verso, con notables elementos representativos, de Hans Sachs (1494-1576), el zapatero-poeta y a la vez el más famoso de los maestros cantores de Nuremberg. La moral está rígidamente inspirada en un credo religioso: el de la incapacidad humana para medir la voluntad divina.
San Pedro reprocha un día a Jesús, todavía durante su permanencia en el mundo, ser demasiado clemente y permitir demasiadas injusticias y crímenes. ¡Oh, si San Pedro fuese el amo del mundo, las cosas marcharían de otra manera! El Señor le concede ser omnipotente durante un solo día. De repente, se encuentra a una pobre mujer que se ve obligada a trabajar rudamente para poder vivir y que, desesperada, confía al Señor su único tesoro — una cabrita — durante un día. San Pedro, investido de su nuevo oficio, se pone a cuidarla, pero la cabra corretea tanto por montes, bosques y prados, que, por la noche, el pobre está convertido en un guiñapo a fuerza de perseguirla. Entonces le pregunta Jesús si desea continuar llevando’ las riendas del mundo, y San Pedro, confesando humildemente su presunción, le ruega que, por piedad, le libre de tan onerosa misión.
La narración de este asunto ocupa los dos tercios de la fábula. El notable desarrollo dado a la moral muestra hasta qué punto era sentida, y no es difícil reconocer en este escrito una resonancia de la Reforma. San Pedro, que tan frecuentemente aparece en esta fábula, muestra los rasgos de la sencillez e ingenuidad, y semeja un campesino de gran corazón, aunque un tanto tosco. Aquí personifica directamente la humanidad en su absoluta insuficiencia ante la omnipotencia divina, de acuerdo con un principio religioso desarrollado hasta el límite por Lutero.
R. Paoli