Es justamente célebre la redacción en prosa titulada Roman de Tristan et Iseutl, de Joseph Bédier (1864-1942), publicada en París en 1900. El eminente investigador reconstruyó la leyenda antigua de amor y de muerte siguiendo fielmente los antiguos poemas medievales: Thomas, Eilhart von Oberg, Gottfried von Strassburg y, particularmente, Béroul. La fuente principal de Bédier es el fragmento de este último.
Dice Gaston París, presentando autorizadamente la obra de su discípulo: «Comenzó a traducir todo lo fielmente que le fue posible, el fragmento conservado de Béroul… Después de haberse penetrado perfectamente del espíritu del narrador y asimilado su manera ingenua de sentir y pensar, e incluso, tal vez, la torpeza infantil de su exposición y la gracia un tanto tosca de su estilo, colocó sobre este cuerpo una cabeza y unos miembros, no por yuxtaposición mecánica, sino por una especie de regeneración orgánica». El romance moderno, en verdad, nada tiene de fragmentario ni de incompleto, ya que las diversas fuentes empleadas han permitido a Bédier no dejar en el relato ninguna laguna, llenando inclusive las de las fuentes. El encanto de la obra reside en el estilo, a la vez arcaico y moderno, y mantiene en todo momento una poesía uniforme.
Doctrina segura, sentido del arte, y poética inspiración, se han encontrado con singular felicidad en esta obra, que ha logrado ganarse el favor tanto de los doctos como del público menos preparado.
G. Falco