[Roma instaurata]. Obra de Flavio Biondo (1388-1463), que forma parte de la Italia Ilustrada (v.), en la cual nuestro autor había dejado casi por completo de hablar de Roma, que había ya sido objeto de este tratado. Escrita entre 1445 y 1446, fue dedicada a Eugenio IV que, solícito promotor de la restauración de los monumentos de la urbe, justificaba por este motivo el título de la obra.
Con auxilio de los clásicos y de las antiguas inscripciones, Biondo reconstruyó la antigua topografía de la Roma imperial, la comparó a la moderna, y contó las vicisitudes sufridas por los edificios en ruinas y por los desaparecidos. La obra trataba de ser una ayuda para la mejor lectura de las historias y para acabar con la denominación errónea de los lugares que daba origen a tantos equívocos. El encanto de las antiguas ruinas que un siglo antes habían encendido la fantasía e inspirado la palabra de Cola de Rienzo, por obra de Biondo se convirtió en arqueología, problema que transmitió el humanismo a nuestra conciencia moderna. Eugenio IV, que no ocultaba su estimación por la elevada índole y por la vasta doctrina del humanista de Forli, al aceptar la dedicatoria de la obra hizo más visible el intento del autor, que trataba de sacar a luz los vínculos que unían a la Roma creadora de las universales leyes civiles con la Roma sede del vicario de Cristo.
Fue publicada en la edición de las obras de Biondo hecha en Basilea en 1559; diez años antes había aparecido en Venecia la traducción al italiano de Lucio Fanno.
G. Franceschini