[Rodogune]. Tragedia en cinco actos de Pierre Corneille (1606-1684), estrenada en París en 1644. Demetrio Nicanor, esposo de Cleopatra, reina de Siria (estamos en Seleucia en el siglo II a. de C.), ha sido hecho prisionero por los partos, y se le ha dado por muerto. Para defenderse de un usurpador, Cleopatra contrae nuevo matrimonio con su cuñado Antíoco, que muere después en lucha con los partos. Demetrio, que no ha muerto, regresa a sus estados trayendo consigo a Rodoguna, hermana del rey de los partos, con la que se propone casarse; pero Cleopatra, celosa, ha ordenado asaltar el cortejo; Demetrio ha sido muerto y Rodoguna hecha prisionera.
Cleopatra reclama los dos hijos de ella y de Demetrio — Seleuco y Antíoco —, educados fuera de la corte: por el tratado de paz hecho con los partos, Rodoguna debe casarse con uno de los dos príncipes, el destinado al trono. Los dos gemelos están enamorados de Rodoguna, pero, unidos por tiernísimo afecto, juran someterse a la voluntad de su madre, que indicará quién ha de ser el primogénito, resignándose el uno al dominio y la felicidad del otro. Cleopatra, guiada por el odio, cuenta a sus hijos todo lo que ha hecho para mantener el trono, que se propone dar a quien mate a Rodoguna y declararle primogénito. Rodoguna, informada de la amenaza que pesa sobre ella, puede ahora odiar libremente a Cleopatra, por el recuerdo de Demetrio; y a pesar de amar a Antíoco, escogerá a aquel de los dos que vengue a su padre. Seleuco renuncia al amor, a tal precio; Antíoco persiste en esperar.
Cuando Rodoguna le declara su resolución de que muera su madre, él retrocede horrorizado; pero Rodoguna le ama y se inclina a la benignidad. En cuanto a Antíoco, ahora feliz, se propone aplacar a su madre; pero ella insiste en que realice la venganza que le ha exigido; al no conseguirlo, finge ceder; después intenta excitar a Seleuco y a su amor defraudado, pero no logra vencer su honradez ni su amor fraternal. Ahora, Cleopatra odia también a sus hijos y camina directamente hacia el fin; manda matar a Seleuco y prepara en la copa nupcial el veneno para los dos esposos. Traen la noticia del asesinato de Seleuco, y la reina acusa a Rodoguna. Antíoco acerca los labios a la copa para conocer su destino y apresurarlo; pero su es^&sa le impide beber, temiendo el veneno. Cleopatra, ante aquella sospecha y el fracaso de sus planes, bebe el contenido de la copa, feliz de no ver reinar a su rival. De un pasaje de las Guerras de Siria] de Apiano, Corneille ha extraído el tema inicial de su tragedia, elaborándolo con una acción complicada, de la que se envanece. Tenía particular afecto a esta obra, que agradó durante mucho tiempo, especialmente en el siglo XVIII, tal vez por su hórrido patetismo.
El último acto (al que los otros parecen subordinados) tiene cierto siniestro resplandor casi shakespeariano, pero no basta para que admiremos esta tragedia de dureza tan perversa y horrible. El gusto moderno puede interesarse por la construcción ruda, poderosa, por las dos mujeres, especialmente por Cleopatra, movida por un deseo tan fuerte de venganza. Forman extraño contraste con las mujeres los dos jóvenes, tan afectuosos y delicados. Cleopatra — la verdadera protagonista — puede mostrarnos el verdadero carácter «nietzscheano» de su autor, su interés, su admiración por la voluntad, aun cuando se dirija al mal.
V. Lugli
Uno de los más asombrosos versificadores de nuestra literatura: parece que el verso sea para él más natural que la prosa. (Lanson)
Es un poeta que no se explica plenamente o se explica mal sin la libertad, sin la simpatía, sin el abandono necesarios a la poesía, y que encierra su inspiración en un conjunto de acciones y reacciones, de paralelismos y de convenciones que bien pueden llamarse, respecto a la poesía, «trabas».(B. Croce)