[Retour]. Escrita en 1884, es la mejor narración del volumen Yvette (v.), de Guy de Maupassant (1850-1893). La escena se inicia en la casa del pescador Levesque, llamado en el pueblo Levesque-Martin, porque se ha casado con la viuda Martin, que ya tenía dos hijas.
Otros tres pequeñuelos completan la familia. En ausencia del marido, la mujer y los pequeños se inquietan por la presencia de una especie de mendigo que ronda en torno a la casa. Cuando vuelve Levesque, hace que entre en la morada el extraño sujeto, quien se da a conocer: es Martin, a quien se había dado por desaparecido en el mar doce años antes. Levesque parece más sorprendido que conmovido, mientras la mujer se turba profundamente. Es preciso poner las cosas en su lugar: la mujer y la casa, que era de Martin. Y los dos hombres, como buenos amigos, deciden someter la cuestión al cura y salen juntos.
Marchando por la calle propone Levesque ir a beber un trago y, al entrar en la taberna, presenta a Martin, que es acogido con exclamaciones de plácido asombro. El rápido esbozo está desarrollado con perfecto sentido de la medida, con un ritmo tan penetrante y natural, con tonos de tan punzante humanidad, que toca la cima del arte de Maupassant, afirmándolo una vez más como un gran narrador, pese a las reservas de la crítica, más o menos justificadas.
M. Bonfantini