Representación de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo

[Rappresentazione della Nativitá di nostro Signore Gesù Cristo]. Entre las varias represen­taciones sagradas de este tema, tiene particular importancia la de un anónimo tosca-no del siglo XVI, derivada de composiciones anteriores.

El Ángel aparece a los pastores Nencio, Bobi y Randello, del campo flo­rentino, quienes almuerzan y se preparan para partir; dejan a Nencetto para que lave sus cacharros; toman consigo los perros (Giordano y Falconello) y marchan hacia Belén, donde llegan después de tres horas. Allí adoran al Niño y le ofrecen sus rega­los: queso y miel. Pero Bobi tiene hambre y quiere comer; por lo tanto se marchan para regresar junto a sus ovejas. Entretanto, dos Reyes Magos, el Anciano y el Joven, se encuentran en la encrucijada de los caminos que recorrieron bajo la guía de la Estrella; los alcanza el tercer rey, el Mediano, para ir juntos los tres a Herodes, al que anuncian el nacimiento de un rey. Herodes se enfu­rece, mientras los Reyes, siguiendo su ca­mino, llegan a la cueva de Jesús y le ado­ran, ofreciendo sus regalos; y se acuestan, ya que no quieren viajar de noche.

Pero el Ángel aparece para aconsejarles que cambien su ruta. Así lo hacen, y Herodes, que los esperaba de vuelta, no los ve lle­gar nunca, se enfurece más y más y pide consejo a sus sabios. Éstos le sugieren que organice una fiesta a la que todo el mundo tendrá que llevar sus recién nacidos para recibir un tesoro; las gentes llegarán y He­rodes matará a los niños. Así lo decide He­rodes, y el pregonero anuncia la fiesta. Pero el Ángel aparece y dice a José que huya a Egipto con su esposa y el niño, mien­tras Herodes se prepara a realizar su ma­tanza. Sigue una escena cómica en la que se representa al pueblo reunido; tres nodri­zas se encuentran por la calle y se zahieren y disputan sobre las cualidades de sus ni­ños. Por fin llegan delante de Herodes, que ordena la matanza alegrándose en la certidumbre de haber suprimido al rey na­cido para destronarle, mientras las nodrizas y las madres, desesperadas, llegan a las manos entre ellas. Interviene el Ángel para la despedida. También en esta representa­ción, como en muchas otras, se insertan es­cenas actuales en la narración evangélica y el elemento cómico popular se mezcla con los acontecimientos dramáticos.

M. Ferrigni