[Rimembranze della mia vita]. Autobiografía de Luigi Settembrini, patriota y literato italiano (1813-1876), publicada después de su muerte, en 1879, por Francesco De Sanctis.
El autor escribió estas memorias en varias épocas de su vida, pero no les dio forma definitiva sino en 1875. Después de algunas referencias a su infancia, a las confusas y contradictorias impresiones que de niño le suscitaron los primeros movimientos del liberalismo napolitano y la represión reaccionaria, narra difusamente los años siguientes a 1831, en los que se había instituido en Nápoles una «Enseñanza privada», hasta que obtenida en 1835 una cátedra de Letras en el instituto de Catanzaro, se traslada allí con su esposa.
La narración de sus aventuras privadas está siempre relacionada con los hechos de su vida pública. La segunda parte de los Recuerdos es fragmentaria; en ella se expresan, junto con la narración de los acontecimientos, los sentimientos más dispares y violentos que entonces torturaban al escritor. Acusado como fundador de la «Gran Sociedad de la Unidad de Italia», poseedor de libros prohibidos y autor de la Protesta, es condenado a muerte, y después, conmutada la pena, a trabajos forzados en la penitenciaría de Santo Stefano, donde ya en 1779 había estado su padre, acusado de liberalismo.
Durante su reclusión consiguió escribir y divulgar «La defensa escrita por Luigi Settembrini para los hombres de buen sentido» [«La difesa scritta da Luigi Settembrini per gli uomini di buon senso»], y otro opúsculo en el que denunciaba los horrores del régimen penitenciario napolitano. Habiéndose negado a solicitar el perdón, estuvo en la prisión hasta junio de 1859, en que el gobierno borbónico le conmutó la pena por la de destierro a perpetuidad. Conducido con otros 64 condenados a Cádiz, desde donde iban a ser trasladados a Nueva York, Settembrini pudo, con la ayuda de su hijo Rafael, oficial de la marina inglesa, desembarcar junto con sus compañeros en Inglaterra, en Queenstown. Desde Londres, a donde se había dirigido, regresó a Italia en la primavera de 1860. Los Recuerdos, compuestos en un estilo claro y sencillo, no revelan una alta concepción política, pero dibujan con emocionada evidencia la época y los personajes y conservan la palpitación sincera y humana del que los escribió.
S. Spellanzon