Vincenzo Monti (1754-1828) tradujo la Pucelle durante su estancia en París. En Francia tuvo ocasión de apreciar a Voltaire, ya definido en la época de la Bassviliana (v.) como «impío y maligno filosofastro». Cuando volvió a Italia, en 1801, la obra estaba terminada; pero no llegó a publicarse en vida del autor, el cual se abstuvo de ello quizás por un súbito escrúpulo de fe. Pero leyó la traducción a su discípulo Andrea Maffei, y éste sacó una copia, que se conserva en la Biblioteca cívica de Bérgamo. La primera edición se debe a Héctor Toci, que la imprimió (Livorno, 1878) sobre el ejemplar de Maffei. Pero a base de esta primera impresión, que resultó bastante defectuosa, el mismo Toci, dos años después, valiéndose de sugerencias y de la obra de Aquiles Monti, sobrino segundo del poeta, imprimió una segunda edición, que puede considerarse definitiva. La traducción montiana refleja con una justa libertad de movimiento, el espíritu del texto y merece, desde el punto de vista artístico, juicio a parte la sabia medida de las locuciones y la exuberancia de las octavas, que Monti, sobre la experiencia ariostesca, empleó magistralmente, confieren a la obra los caracteres y el mérito de un original.
G. di Pino