Poesías, Guillaume Machaut

La obra poética de Guillaume de Machaut o Machault (1284 -hacia 1370), poeta y músico, natural de Machault, cerca de Rethel, canónigo de Reims y secretario del rey de Bohemia, abarca, por lo menos, 80.000 versos: baladas, rondeles, virelais, canciones, lays, de­cires- alegóricos o narrativos, etc. Consi­derado por sus contemporáneos como el jefe de una escuela, su fama se eclipsó paulatinamente y antes de finales del si­glo XV ya se le había olvidado. Aunque no inventó la balada ni el rondel, como creía, los perfeccionó y llamó la atención general sobre estas formas poéticas que alcanzarían tanto éxito en las dos centu­rias siguientes.

Guillaume de Machaut reemprende los antiguos temas del amor cortés, que viste a la moda del Román de la Rosa (v.). La poesía se convierte en «re­tórica» sin que hasta Villon vuelva a reco­brar un gran impulso lírico. No obstante, incluso en sus decires más alambicados pueden encontrarse fragmentos dignos de leerse. El decir de Guillaume de Machaut viene a ser un largo poema narrativo-didáctico, donde el poeta se presenta en escena rodeado de una serie de personajes ficticios o alegóricos, y en el cual son tra­tados los problemas del amor. En uno de los primeros que escribió, el Decir del dulce vergel, anterior a 1342, el poema propia­mente dicho aparece precedido de cuatro “baladas y de un «prólogo», donde Natura y Amor ofrendan al Poeta, Ciencia, Retó­rica y Música, y Dulce-Pensar, Placer y Esperanza, respectivamente, para ayudarle a alcanzar su designio; a continuación viene el poema, servil imitación del Román de la Rosa: en el maravilloso jardín can­tado ya por Guillaume de Lorris y Jean de Meung, el Poeta tiene una visión de la que nos da cuenta al exponer las reglas del código del amor.

Más interesante y personal, amén de rico en pinceladas rea­listas que le infunden una cierta vida, es el Juicio del rey de Bohemia, especie de torneo verbal al gusto de la época, en cuyo transcurso se debate la cuestión de averiguar qué sufrimiento será mayor: el de una dama a quien la muerte ha arrebatado a su amante, o el de un caballero traicionado por su dama. El del caballero, decide el rey de Bohemia, llamado a intervenir en el debate. Un poco posterior a los anterio­res es El remedio de la Fortuna, extenso decir alegórico de más de 4.000 versos, donde el poeta nos cuenta su amor por una dama a la que no osa declararse. Pero Esperanza le conforta, e invitado al castillo de la Dama, que le acepta como su amigo, el poeta se cree desdeñado cuando, en rea­lidad, la Dama finge indiferencia para evitar las murmuraciones.

Entre el habi­tual fárrago alegórico destacan, por su vivacidad y fina observación, las descrip­ciones de los detalles de la existencia en el castillo: la misa, las comidas, los juegos… El decir del león data de 1342 y aquí el poeta se introduce en un maravilloso vergel, defendido por un río infranqueable y guar­dado por un terrible león, al que milagro­samente le brinda acceso el nombre de su dama. El vergel se llama «Espejo de los delicados amores» y sólo el amante sincero tiene acogida en él. Un anciano caballero, una dama muy hermosa rodeada de su corte en medio del vergel y el león ena­morado de la dama pero expuesto al odio de los demás animales del jardín, informan al poeta de la doctrina del amor. Guillaume hace desfilar toda una galería de retratos de amantes, llenos de viveza, que viene a constituir la parte más interesante del poema. El Decir del Alerión o de los cuatro ;pájaros, algo posterior a los precedentes, es también un tratado de amor de casi 50 versos, un auténtico arte amatorio presentado curiosamente en forma de tra­tado de volatería.

Guillaume nos cuenta sus sucesivas experiencias con un gavilán, con un alerión, con un águila y con un halcón, aves que simbolizan diferentes caracteres femeninos. La disputa sobre los respectivos méritos de un gavilán salvaje y otro domesticado viene a establecer un paralelo con las ventajas, en amor, de la juventud de la amada o de su experiencia. Recargado de una erudición pedante, de fastidiosas alegorías y de filosofía escolás­tica, no por ello deja de interesar el Decir del Alerión, gracias a su pintura de las costumbres y espíritu de la época. Entre los restantes decires. de Guillaume de Machaut, el Juicio del Rey de Navarra me­rece destacarse por la larga introducción en la que se describen, sobria y eficazmen­te, los dramáticos acontecimientos de 1348- 1349 y la terrible peste que devastó a Europa entera.

Citemos también el Decir de la Fuente del amor (hacia 1360). Pero, sin duda, la obra más interesante de Guillaume de Machaut es el Voir dit: su fama de poeta y la dulzura de sus versos han conquistado el amor de una noble doncella, Peronnelle d’Armentiéres, que envía un rondel al maduro y cincuentón Guillaume de Machaut declarándole su amor: «La que nunca os ha visto/y que os ama leal­mente/os entrega todo su corazón/y dice que a pesar suyo no vive/por no poder veros a menudo/la que nunca os ha visto/ y que os ama lealmente…». Guillaume con­testa y se establece una correspondencia amorosa entre el maduro canónigo y la tierna doncella. El Voir dit es una especie de diario en prosa que informa detallada­mente de sus amores, inquietudes, suspiros y pesares. Aventuras vividas o ficción lite­raria, la novela de estos amores posee un acento de sinceridad y una íntima sencillez que nos encanta. Recordemos, finalmente, que Guillaume de Machaut fue también un celebrado músico. Sus composiciones musicales comprenden motetes, baladas, rondeles y canciones para una y varias vo­ces. Pasa por haber escrito una misa en cinco partes, cantada en Reims con motivo de la consagración de Carlos V.