Dejando aparte la Neapolisea, interesan de Francisco de Trillo y Figueroa (1615?-1665?) sus Poesías varias, heroicas, satíricas y amorosas, publicadas en Granada en 1652, curiosa colección de sonetos, décimas, romances y letrillas, que una vez más ponen de relieve los acusados contrastes que se dieron en el barroco castellano.
Hombre desengañado y amargo, Trillo y Figueroa, siguiendo la senda abierta por el barroco, y sobre todo por Góngora, de quien es tan fiel discípulo que en algunas ediciones del poeta cordobés se incluyeron equivocadamente poemas suyos, diluye en largos versos y complicadas imágenes los más sencillos conceptos, buscando en la amplificación una belleza con frecuencia conseguida. La temática de sus composiciones oscila entre lo más sublime y los más obsceno: su letrilla «Soy toquera», por ejemplo, fue calificada de impublicable por Pfandl, y las letrillas y romances, en los que siguió más fielmente a Góngora que en otras composiciones, superan en desenfado al poeta de «Ande yo caliente…», ofreciendo en general un tono satírico e hiriente y atacando sobre todo a las costumbres de su época. En algunos de sus sonetos y en otras composiciones revela su conocimiento de los clásicos; recuérdese sobre todo su «Fábula de Leandro» (v. Hero y Leandro).
A. Pacheco