El título con el cual se publicaron primero es Delle Poesie di Antonio Muscettola, parte prima, en Venecia en la imprenta de. Baba (1661). A ésta siguió una segunda parte, también impresa en Venecia, en 1669. Las dos colecciones dieron a su autor, el noble señor Antonio Muscettola (1628-1679), duque de Spezzano, fama de poeta, y por tal lo tuvo, aunque por poeta menor, un hombre de buen gusto como lo fue Imbriani.
Y es menester reconocer que no en sus tragedias (Rosmunda, Belisa, Rosaura), ni en sus poemitas en octavas (Elvira, Leandro naufragado, Camnes y Sinato), ni tampoco en sus elogios escritos a imitación de la Galería (v,) de G. B. Marino (El gabinete de las musas), sino precisamente en estas poesías suyas, y sobre todo en las anacreónticas, ha de buscarse la fina inspiración de este poeta, que a veces alcanza la delicada ligereza y frescura del poeta griego a quien imita.
Muchos sonetos parecen, en efecto, más que obras originales, graciosas imitaciones de las odas más famosas del poeta de Teos: en aquel célebre «Corsé a baciar la tenerella rosa» [«Corrió a besar la tiernecita rosa»] reviven si no las palabras, el espíritu y la gracia de la oda XL, y el dedicado a un ruiseñor que le ha interrumpido el sueño, está indudablemente sacado de la oda XII del poeta griego. Al amor por Anacreonte unió el que sentía por un poeta mucho más próximo en el tiempo, Galeazzo di Tarsia, cuyo estudio se observa en más de una composición y, sobre todo, en el bello soneto «Ecco pur riveggio, alme pendici» [«He aquí que os despierto, puras laderas»]. Una selección de las rimas de Muscettola se encuentra en los Lirici Marinisti editados por Croce, para la colección «Scrittori d’Italia» (Bari, 1916).
G. Franceschini