[Alba plena]. Libro de poesías del portugués Augusto Gil (1873-1929), publicado en 1916. Afín en ciertos aspectos a João Saraiva, Augusto Gil en su lírica, movida por una fluida inspiración y una gran pureza de sentimiento, expresa sus nobles afectos con espontánea y humana simpatía por todas las cosas sencillas y buenas.
Su constante predilección por temas sanos y fáciles, domésticos y agrestes, se eleva a una no menos constante estética, con fidelidad a los ritmos tradicionales caros a un romanticismo que ya se cambiaba en un naturalismo todavía animado de cierto amor por la elegancia y la pureza de la forma. También hallamos en él una sensibilidad, más refinada y vigilante, para otras formas de vida distintas de las de su tipo habitual de poesía: así cuando, después de haber exaltado la maternidad, la plenitud de la tierra, el nacimiento de la Virgen (según una graciosa leyenda), contempla con ojos paganos un cuadrito de belleza femenina con un fondo de golondrinas: «Boca tallada con líneas milagrosas,/la luz aumenta cuando ella habla./Esta mañana un vuelo de golondrinas/atravesaba dulcemente el aire./Llegó hasta ellas, en el alto cielo/el suave adiós que ella les dirigió,/y ellas todas suspendieron su vuelo,/creyendo que llegaba la primavera».
También aquí encuentra el poeta un tono de leyenda fabulosa, como en el «Nacimiento de María». En otros lugares pulsa diversas cuerdas de la lírica universal: las mujeres perdidas que cantan la tristeza de su sino, por ejemplo, y un motivo popular del «fado» de Lisboa. La sensualidad adherida a la. íntima naturaleza lusitana y el entusiasmo se funden en algunos de sus versos, cifra y resumen de su límpida poesía: «En la más alta ciudad portuguesa/nació, para ser alivio de mi hondo mal,/la más santa, la más pura / entre las muchachas de este bello Portugal».
U. Gallo