Comedia de carácter y de enredo de Juan Ruiz de Alarcón (15819-1639), publicada en la Parte primera de sus comedias (1628), aunque ya había sido representada antes de enero de 1621. Sin contarse entre las mejores de este autor, es con todo una obra de feliz ejecución y estilo en la que Ruiz de Alarcón sabe trazar magistralmente el ambiente urbano y mover en él sus personajes con desenvoltura. Se trata en esta comedia de los enredos amorosos de un caballero que pretende casarse con una viuda y que luego cambia de parecer ante las gracias de una sobrina de aquélla; ésta deja plantado al caballero por un marqués, nuevo pretendiente que le ofrece un partido más ventajoso, y aquél vuelve a su antigua dama, que no enterada de sus veleidades amorosas le acoge favorablemente. La obra ofrece un fondo moral e indudables valores artísticos; pero su interés radica sobre todo en su poderosa fibra dramática; una vez más, Alarcón demuestra ser un artista de lo cómico y un hábil pintor de caracteres; véase a título de ejemplo la siguiente comparación que le permite retratar a la mujer hermosa, pero necia: «Una bien formada flor / que de lejos vista agrada / y cerca no vale nada / porque le falta el olor».