Mitología Alemana, Jacob Grimm

[Deutsche Mythologie]. Obra de Jacob Grimm (1785- 1863), publicada en 1835 y después ampliada y revisada en 1844. Después de haber edi­ficado con la Gramática alemana (v.) el monumento a la historia de la lengua ale­mana, Grimm, con aquel profundo sentido patrio que juzgaba la grandeza de la na­ción por su tradición histórica y poética, se propuso con la Mitología profundizar por primera vez, incluso científicamente, en el conocimiento de la antigua vida reli­giosa de los pueblos germánicos, aunque los documentos de que podía disponer fuesen casi todos de épocas posteriores, ya influidos por el cristianismo y por la superstición popular. También los libros del Edda (v.) le proporcionaron una fuente importante, pero él sabía bien que representan sagas nórdicas, no específicamente alemanas.

«La religión pagana — dice — fue cortada, en sus raíces, pero sus restos se mostraron celados en otras formas»; y con estas nuevas for­mas, él, con paciente trabajo histórico y filológico, intentó reconstruirla, sobre todo en la última edición de su obra. En la nue­va introducción que le añadió, estableció, en efecto, estos principios metodológicos, observando cómo el cristianismo sustituyó sólo gradualmente al paganismo, de manera que pudieron continuar subsistiendo mu­chos ritos transportados de una a otra fe; y cómo poco a poco la fe de antes continua­ba en forma de superstición popular y vol­vía a florecer aquí y allí hasta en el culto cristiano. Así las brujerías y magias, que duraron largos siglos, son derivaciones de antiguos cultos reanudados. Hasta en la elección de los santos patronos se han po­dido reconstruir las divinidades veneradas por los antiguos. En el texto documentadí­simo (códices descubiertos, libros del Edda, textos griegos y latinos, antiguas leyendas cristianas, poemas épicos y caballerescos), él expone así, en sus más minuciosos deta­lles, el significado que en el paganismo germánico tomó Dios, el significado que tuvieron sus ritos y sus fiestas, los sacer­dotes, los varios dioses y sus relaciones con el hombre y con la naturaleza, el sur­gir de los héroes y de las profetisas, de los gigantes y de la creación. Continúa estu­diando cómo lo divino obraba sobre la na­turaleza, descubriendo así todo un universo animado, desde el firmamento a las plantas y los animales; cómo eran concebidos el alma y la muerte y el destino, y cómo todo este mundo mítico fue gradualmente des­haciéndose y fragmentándose en la supers­tición popular entre fantasmas, fórmulas mágicas, maldiciones y proverbios.

La muer­te sorprendió a Jacob Grimm en esta abru­madora labor, que fue continuada por Elard Hugo Meyer, el cual publicó también en 1877 las notas y los comentarios que, ba­sándose en nuevo material recogido, había hecho a su última edición. Desde el punto de vista histórico la obra tiene importancia fundamental; abrió por primera vez un nuevo y fecundísimo campo de estudios, y todas las obras que siguieron la tienen co­mo base directa. Naturalmente, también en la Mitología Grimm se nos presenta como el gran romántico, el cual, de la poesía del lenguaje-expresión del alma del pueblo, veía, con la sencillez de un fenómeno na­tural, surgir el mito. Muchas de sus intuiciones están ya superadas: el profano no lo puede leer hoy como libro de texto, pero el estudioso vuelve a él siempre con provecho, como a la obra de un gran maestro.

G. F. Ajroldi