Miradas al Mundo Actual, Paul Valéry

[Regards sur le monde actuel]. En este libro, publicado en 1931, Paul Valéry (1871-1945) recogió una cierta cantidad de aforismos, sentencias, breves análisis y observaciones sobre la historia contemporánea y sobre la vida política de Francia y Europa.

La pri­mera parte está formada casi totalmente por un largo ensayo sobre los caracteres de la nación francesa, que no ofrece gran interés, resultando sumario y, en conjunto, superficial por un excesivo afán de síntesis. Más interesante es la segunda parte, donde el autor se entrega a pensamientos ocasio­nales. La conocida agudeza de este filósofo- poeta se encuentra a sus anchas en una se­rie de sutiles paradojas, lo mismo cuando se lanza contra el «sentido común» y afir­ma que a éste se deben casi todos los erro­res en que caen los hombres en el curso de su vida social, que cuando se complace enunciando una serie de pequeñas verda­des parciales, poco conocidas y casi olvi­dadas. Adquiere un valor particular la viva polémica que él opone a la conocida sen­tencia «Historia magistra vitae»: no sola­mente la Historia no enseña nada a los hombres, sino que a menudo es responsa­ble de graves errores políticos, ya que no es raro el ejemplo de un audaz renovador que se ve inducido a desvirtuar sus ideas para seguir las enseñanzas de la Historia, y se retira hacia antiguas posiciones ahora inadecuadas.

Así, Napoleón, que hubiera podido instaurar un nuevo y más justo orden político europeo, renunció a su mi­sión especialmente por el funesto ejemplo de la idea imperial, desde César a Carlo- magno, y acabó por no ser más que un tirano. Esta idea, que Valéry repite más de una vez, le lleva a una triste conclusión sobre el desorden político de su país, y el porvenir de brutales disidencias y luchas cada vez más atroces que espera a Europa. Europa, más que cualquier otra parte del mundo, ha contribuido a la civilización, ha desarrollado hasta el extremo la libertad de su espíritu, combinando su pasión de comprenderlo todo con su voluntad de pre­cisión; ha creado, con obstinada búsqueda, unos resultados que se pueden comparar exactamente y sumar unos a otros («ya que éste es el punto esencial y la gran nove­dad: . Pero la política, en la técnica como en las ideas, en los medios como en el es­píritu, está muy lejos de haber seguido la misma evolución, y continúa vinculada a las viejas pasiones y a los pequeños egoís­mos de un mundo que nuestra civilización ya ha superado; es brutal y feroz, ciega y cruel, y, sobre todo, «inexperta». En estos valientes análisis que, mantenidos delibe­radamente en un plan teórico, profundizan la realidad de las cosas, estriba el principal interés del breve volumen.

M. Bonfantini

El nihilismo del pensamiento de Valéry es el nihilismo de un pensamiento ante el cual siguen desfilando continuamente todas las cosas, y que, sin embargo, no parece poder entrar en contacto con ninguna de ellas sino mediante la misma operación que lo separa de ellas. (Du Bos)

Vacilaríamos en decir que Paul Valéry es un cartesiano; pero indudablemente, al igual que Alain, aunque ambos sean tan distin­tos, es un representante de Descartes ante nosotros. (Fernandez)

Fue por completo el hombre de una de­terminada cultura, que defendió hasta en sus últimos escritos… con una tenacidad tanto más notable cuanto que no tenía nin­guna esperanza que le sostuviera. (A. Béguin)