[Versuch die Metamorphose der Pflanzen zu erklären]. Ensayo de Johann Wolfgang Goethe (1749-1832), publicado en 1790, en Gotha, en casa del librero Ettinger. En 123 párrafos, distribuidos en dieciocho capítulos precedidos de una introducción, el autor explica la evolución de la vida orgánica de las plantas.
Este desarrollo es considerado comúnmente desde dos distintos puntos de vista: «el crecimiento que se manifiesta en el tallo y en las hojas» y la «multiplicación que se efectúa en la flor y en el fruto»; pero, observándolo mejor, se verá que también en el crecimiento se produce la multiplicación, puesto que durante él germinan hojas y botones. El crecimiento no es más que una multiplicación «sucesiva». En realidad, se puede forzar una planta a germinar, como se puede acelerar su florecimiento. Y Goethe explica y analiza el proceso de la germinación y la floración, observando que siempre es el mismo órgano el que «se alarga en diversísimas formas para convertirse en hoja, que se contiene en el cáliz, que se extiende nuevamente en el pétalo, que se contrae una vez más en los elementos sexuales para extenderse nuevamente en el fruto». Todas estas evoluciones se cumplen mediante tres fenómenos: acercamiento, centramiento y anastomosis. A este órgano primario, Goethe da el nombre genérico de «estípula» u «hoja», que ya se halla en el cotiledón de la semilla. Durante su viaje por Italia, en 1786, comenzó a precisar sus ideas sobre este tema.
Goethe perseguía entonces la utopía de la «planta tipo» («Urpflanze»), que se le había ocurrido en el Jardín Botánico de Padua y que en 1787, en Sicilia, creyó ver realizado ante sí, como resulta de una carta a Herder: «La planta primaria será la criatura maravillosa del mundo y hasta la propia naturaleza me la envidiará. Con este modelo clave se podrán inventar plantas al infinito». Partiendo de estas premisas, que Schiller, en 1794, definió «idea o concepto de planta», Goethe llegó al descubrimiento del «órgano primario», y si bien la idea de la hoja y del tallo primarios había sido ya afirmada por K. F. Wolff en su Teoría de la generación (v.), y el nombre de «metamorfosis» había sido ya usado por Linneo, con todo, la concepción goethiana es completamente nueva por cuanto se sale de todo esquema científico del siglo XVIII, según el cual en el germen se contiene toda la planta, y se aparta al mismo tiempo del concepto teológico de la naturaleza, con lo que Goethe se aproxima más bien a Kant, a quien por entonces aún no conocía. Esta doctrina de Goethe de la evolución naturalista no está, por lo demás, enlazada directamente con ninguna otra, pero es una de las expresiones típicas de la posición personal de Goethe ante la naturaleza.
Con el mismo título Goethe escribió en el año 1798 una poesía publicada después en la sección Dios y mundo (v.) y dedicada a Christiane Vulpius, que era ya madre de su hijo y que fue después su esposa: compara el amor de ambos a esta visión científica suya; el conocimiento se tornó dulce costumbre y generó el amor que dio flores y frutos. Es una de aquellas poesías típicamente goethianas en las cuales hasta la materia más impersonal — toda objetiva, científica — se aviva e ilumina con un lirismo difuso e igual, sereno y claro, como sólo se encuentra en la didáctica de los antiguos.
G. F. Ajroldi