Comedia en verso, en tres actos, estrenada en 1831, original de Manuel Bretón de los Herreros (1796-1873), el más fecundo de los comediógrafos españoles de su tiempo, que además de producir un centenar de obras originales dio prueba de ingenio agudo y cáustico, más satiricomoralista que dramático. Marcela, siguiendo de cerca los procedimientos introducidos por Moratín, se recrea reflejando con fidelidad, no exenta de elegante ironía, tipos de la burguesía madrileña. Su lenguaje, que es, a veces, la transposición de motivos románticos en un plano caricaturesco, procede por sutiles matizaciones de tono y veladas alusiones, así como por la gracia festiva de un inocente humorismo.
El argumento es sencillo: una viudita, joven y amable, cuya peligrosa belleza hace concebir esperanzas a tres enamorados, igualmente indignos de su afecto, termina por rechazar a sus pretendientes, para vivir en libertad. En estos tres pretendientes creyó ver la crítica de entonces retratadas ciertas personalidades que vivían realmente en la capital; así, en el capitán Martín (el charlatán) al conocido escritor Patricio de la Escosura; en el presuntuoso petimetre don Agapito (el zalamero), al joven don Andrés Abelino Clemencín, hijo del famoso comentador del Quijote, y en el poeta don Amadeo (el melancólico), al escritor Juan González de la Pezuela, conde de Cheste, traductor de Dante. Ariosto y Tasso. Larra y otros críticos contemporáneos reprocharon a Bretón el haber escrito con casi idéntico argumento otras’ cinco comedias: Un tercero en discordia, El figón, Todo es farsa en este mundo y Un novio para la niña.
C. Boselli