[De veris principiis et vera ratione philosophandi contra Pseudophilosophos). Es la obra filosófica más notable de Mario Nizolio (1488- 1566), publicada en Parma en 1553 y reimpresa luego por Leibniz en Francfort en 1670 y 1674, una de las expresiones más características de la retórica humanística dirigida a criticar la lógica de las escuelas. De Aristóteles, Nizolio rechaza la lógica y la metafísica, aunque apreciando su moral.
En primer plano, según él, hay que situar la gramática y la retórica, que es el arte de hablar bien sobre cualquier tema. Negando la existencia de universales reales, Nizolio no reconoce en la realidad más que cosas y palabras. A las distinciones de las cosas en sustancias y calidades, cosas individuales y grupos, corresponden los sustantives y los adjetivos, los nombres propios y los adjetivos. Si la filosofía, que estudia las cosas, es como el corazón en el organismo, la lengua le da los medios para cumplir con su tarea. Por tanto, estando vinculado el conocimiento de la verdad con la exactitud del término, para alcanzar la verdad es necesario proveerse de todas aquellas nociones que contribuyen a precisar la palabra y, en primer lugar, es conveniente estudiar las lenguas clásicas, los escritores griegos y latinos, la gramática y el arte de bien escribir.
Como se ve, la polémica contra el Aristóteles escolástico y contra el empleo de palabras vacías se resuelve, no tanto en la llamada a una mayor fidelidad a la experiencia y a la realidad, cuanto en un examen más preciso del lenguaje y sus articulaciones, en un estudio, más que del ritmo del pensamiento, de la expresión verbal, que en los escritores clásicos se realizaría como en un paradigma eterno. Las ideas de Nizolio fueron en sus tiempos vivamente combatidas en una encarnizada polémica por Marco Antonio Maioragio, profesor de elocuencia en Milán.
E. Garin