Los Tres Ciegos De Compiégne, Cortebarbe

[Les trois aveugles de Compiégne]. Es uno de los más conocidos Fabliaux (v.); el au­tor es nombrado al principio de la compo­sición: Cortebarbe (siglo XIII). Un clérigo, para burlarse de tres ciegos, les grita en voz alta: «Ahí tenéis un duro para los tres».

Cada uno de los ciegos cree que la moneda está en la mano de uno de sus compañeros, y la pandilla se va a la taberna para hacer honor a la generosa limosna. En el momento de pagar se dan cuenta del engaño. Para calmar las iras del tabernero interviene nue­vamente el clérigo, quien le asegura que la cuenta será pagada por el párroco del pue­blo después de la misa. El tabernero lo cree y deja en paz a los ciegos. Entonces el clé­rigo va a ver al párroco y le advierte que va a llegar un endemoniado que le pedirá dinero y que ha de ser exorcizado. En efecto, en cuanto acaba la misa, el tabernero llega para pedir su dinero.

El sacerdote, que le está esperando, le hace atar y después de exorcizarle le envía a su casa con la ben­dición, pero sin el dinero. Encontramos aquí unos motivos que alimentarán el teatro y la novelística no solamente de Francia: el mismo episodio aparecerá en una de las comedias más originales del siglo XVI italiano, la Cortesana (v.) [Cortigiana] de Pietro Aretino.

C. Capasso